Centro de pensamiento e investigacion en ciencias sociales

40 años de Clases, Estado y Nación en el Perú

Texto original en Noticias Ser: https://bit.ly/2SX0jw2

Hace 40 años, en 1978, salió publicada la primera edición del libro Clases, Estado y Nación en el Perú de Julio Cotler. Un libro que el autor empezó escribiendo varios años antes, como un primer capítulo, a modo de antecedente para entender el gobierno militar de Velasco Alvarado.

En la Introducción de Clases, Estado y Nación, Cotler precisa que no pretendía que este fuera un libro de historia social o política del Perú. ¿Cuál fue entonces el objetivo de esta obra? Parafraseando a José María Arguedas, precisa que “lo que se propone es encontrar un camino para dejar de ser forastero en este país”[1].

¿Y cómo este libro, escrito “para dejar de ser forastero” terminó siendo un clásico de las Ciencias Sociales en el Perú? A continuación, algunas líneas para comprender su actualidad.

Un primer punto tiene que ver con la ubicación de Clases, Estado y Nación en nuestra tradición académica. Su ambición por interpretar la realidad peruana, en una mirada de largo plazo, lo emparenta con textos como  los 7 Ensayos, de José Carlos Mariátegui, y El Perú contemporáneo, de Francisco García Calderón. A comienzos del siglo XX, la pesada carga en el “alma colectiva” que constituyó la derrota en la Guerra del Pacífico, llevó  a buscar explicaciones, para mirar hacia el futuro (el libro de García Calderón fue publicado en francés, en 1907). A ello se sumó lo que parecía la caída del viejo orden en el Perú y el mundo (la república aristocrática, la revolución rusa y mexicana) y el surgimiento de nuevas ideas como el marxismo. Los 7 Ensayos surgen como una interpretación alternativa, crítica (1928).

Clases, Estado y Nación sigue de algún modo esa tradición ensayística de interpretación de la realidad, con mirada histórica, de largo plazo. Ciertamente, con la distancia de algunas décadas, lo que le permitió aprovechar los avances académicos provenientes de varias disciplinas.

En esas décadas que siguieron a los 7 Ensayos, la historia peruana sufriría una suerte de estancamiento creativo. El incendio de la Biblioteca Nacional, ocurrido en 1943, simbolizaría el agotamiento académico de esa disciplina. Reclamando imaginación, Pablo Macera llegó a calificar a buena parte de la producción histórica de entonces “bibliografía” o “idolatría del documento”. En tanto, la antropología empezaba a ganar espacio, así como la sociología.

En 1968, Macera escribe lo que para a él constituía el reto académico en ese momento: “Habrá que trabajar por una reunificación de las ciencias sociales, de modo que la Historia pueda ser una Antropología y una Sociología retrospectiva del Perú; mientras en forma simultánea sociólogos y antropólogos aprenden a pensar sus temas históricamente, superando su no muy ingenuo ´presentismo´”[2]

Clases, Estado y Nación, es el libro que mejor emprendió ese reto. Cotler termina escribiendo un clásico apuntalado con instrumentos de las Ciencias Sociales, para emprender una interpretación del derrotero histórico del Perú.

Su formación inicial como antropólogo lo lleva, primero, a investigar el mundo rural, campesino. De ahí, emprendió la tarea de comprensión del sistema de dominación. Su libro La mecánica de la dominación interna y del cambio social en el Perú, publicado en 1967, a decir de Guillermo Rochabrún, fue escrito “desde posturas eclécticas desde el punto de vista teórico”[3].

En los años siguientes, Cotler elaborará para Clases, Estado y Nación una caja de herramientas interdisciplinaria. Así, por ejemplo, para el período de análisis colonial, Cotler emplea el término “estamentos”, da cuenta de una sociedad compuesta por “corporaciones” o “cuerpos sociales”. No arremete sin más, con el concepto de “clases” que va introduciendo gradualmente.

Una señal de permanencia de este clásico es su capacidad de dialogar, incluso ser capaz de encajar investigaciones actuales. De este modo, su caja de herramientas podría “acomodar”, por ejemplo, nuevas investigaciones sobre el siglo XIX que ponen énfasis en la lógica estamental y corporativa de la política. Incluso, al haber presentado la “herencia colonial” como multidimensional, incluyendo el elemento de “raza” y “limpieza de sangre” en la construcción de la jerarquía social, Clases, Estado y Nación da relevancia a un aspecto fundamental, punto de partida de los trabajos de historia de género. La “limpieza de sangre” alude necesariamente a la relación entre sexualidad y orden social, al control de cuerpo de las mujeres.

Pero, además, Clases, Estado y Nación no sólo es capaz de encajar en su molde conceptual corrientes de investigación histórica actuales, sino que también goza de la vigencia de un clásico para quienes analizan la realidad peruana en el presente. Ayuda a no caer en lo que Macera denominara el “presentismo”.

Clases, Estado y Nación en el Perú  constituye un clásico, no sólo porque se lee y se lee bien en el presente, sino porque es capaz de seguir interpelándonos. Un libro que no nos puede ser indiferente y al que volveremos, una y otra vez.

 

[1]                    Clases, Estado y nación en el Perú, Lima, IEP, 5ta. edición 1988, p.19.

[2]                    Macera, op cit, p. 18.

[3]                    Rochabrún, Guillermo, “El pensamiento sobre las divisiones sociales en el Perú”, en Plaza, Orlando, “Clase sociales en el Perú. Visiones y trayectorias”. PUCP, 2007, p. 103.