[ANÁLISIS] El suplicio de estudiantes de comunidades indígenas y rurales que luchan por estudiar a distancia en institutos

Ricardo Cuenca, investigador principal del IEP, fue consultado por el Diario El Comercio acerca de las dificultades por la que atraviesan los estudiantes de institutos técnicos y pedagógicos de pueblos indígenas y zonas rurales para lograr acceder a sus clases en medio de la crisis por el covid 19 ► https://bit.ly/3k7XuVk

Por: Estefany Luján

“Lo que estamos viviendo en la educación superior no universitaria en realidad no es producto solo de ahora, sino de muchos años de olvido de muchos gobiernos […] La pandemia solamente lo que ha hecho es desnudar los problemas, al tener estudiantes que obviamente ya no se encuentran de forma presencial sino deben llevar sus clases de forma virtual, eso agrava más la situación», alerta Arturo Licham, docente y presidente de Conaditpa.

«Es la gotita que derramó el vaso, pero los problemas ya los teníamos desde hace muchos años: infraestructura, equipamiento e incluso problemas de personal. Todo ello suma a que estemos al borde de una crisis completa”, añade.

Él narra que sus colegas y él se esfuerzan para que sus estudiantes no abandonen sus clases y tengan una oportunidad de sobresalir, por lo que incluso asumen el pago mensual de lo que parece ser un mínimo de cinco soles para que los alumnos al menos tengan acceso a WhatsApp y así coordinen con sus docentes. “Allí les enviamos los videos, las prácticas, las consultas las hacen por ahí”.

Esa es la situación de los estudiantes del Instituto Ciro Alegría Bazán, de la provincia liberteña de Chepén. Y, sobre los alumnos de comunidades indígenas, señala que “antes de la emergencia sanitaria su situación ya era precaria. Ahora con esta situación son doblemente vulnerados”.

“Estos jóvenes que son de frontera, en locaciones rurales, viven una situación doblemente precaria y en ese mismo nivel estará la educación que se brinda. Los docentes tampoco podemos hacer más que los medios que nos dan. Si no existe un medio sea presencial o virtual de como dictar las clases, cómo es posible que podamos apoyarlos”, indica Licham.

Enith Silva tiene 46 años y es madre de tres niños que cursan inicial y primaria, que lidian con propios dramas de conectividad. Además es alumna de Producción Agropecuaria —también— en el Tecnológico de Indiana. Sus padres son agricultores y por la extrema pobreza en la que vive no pudo comprar un celular.

Ante ello, se desplaza día a día hasta la comunidad de San Luis, fuera de Indiana, para que un compañero comparta con ella el acceso a las clases virtuales. Son 40 minutos de ruta en bote, con todo el cansancio y peligro que ello implica.

“La señal es un problema, a veces no nos podemos comunicar 4 o 5 días con nuestros docentes y estamos atrasados en nuestras clases y lo poco que recibimos ahí tratamos de ponernos en contacto con nuestros docentes para ponernos al día”, indica mientras la llamada telefónica se entrecorta… “usted misma lo está escuchando”, dice.

“A pesar de que estoy en el distrito, sufrimos mucho, ahora más que anteriormente. Ahora lo de la pandemia nos esta afectando porque antes podíamos tener dinerito para tener nuestro saldo”, añade. Ella necesita al menos 10 soles mensuales para recargar de saldo el celular que su compañero comparte con ella.

“Quiero ayudar a mi comunidad a progresar”, indica.

Alternativas que ofrece el Minedu

Ante estas problemáticas, el Minedu proveerá el servicio de internet de 20 GB a 21.645 estudiantes y docentes que están en condición de pobreza, hasta el primer cuatrimestre del próximo año, según Cristhian Pacheco Castillo, de Digesutpa.

“En la línea de las dificultades económicas, Pronabec ha sacado las becas de continuidad de estudios que benefician a 5.627 chicos de institutos. También tenemos muy buena comunicación con las instituciones privadas y públicas, las primeras han hecho esfuerzos para reducir costos de matrículas y mensualidades y los públicos, en la medida de sus posibilidades, han ido quitando estos costos”, indica el funcionario.

Además, al reconocer que el problema de la conectividad es grave, el Minedu implementó un curso de emprendimiento convalidable que se transmite a través de Radio Nacional y 66 emisoras locales a nivel nacional. “48.593 estudiantes se han matriculado y en esto ha participado el Midis, que nos ha facilitado las estaciones de los tambos”, explica.

Sin embargo, pese al esfuerzo, las becas de Pronabec solo están destinadas a alumnos de instituciones licenciadas y estas solo son 73 hasta febrero de este año, cuando el número de institutos asciende a 3.138. En total 1.221 son públicas y 1.917 son privadas.

Cambios

Debido a estos obstáculos, Conaditpa solicita que el Minedu se apresure con la entrega de módems de internet, además piden la distribución de equipos electrónicos como tablets para los estudiantes más vulnerables.

César Vega, coordinador regional de Ayacucho de la asociación indígena conformada por andinos y amazónicos Chirapaq, señala que la Ley N° 30512, Ley de Institutos y Escuelas de Educación Superior y de la Carrera Pública de sus Docentes, indica que esta normativa “está muy bien escrita, excelente, pero en la práctica no hay procesos inclusivos para los alumnos de zonas rurales”.

“No hay manera de que los alumnos solo se dediquen a estudiar, la mayor parte de estos jóvenes rurales se buscan empleos parciales, para subvencionar su estadía, su matrícula, su alimentación”, indica.

Ricardo Cuenca, investigador del Instituto de Estudios Peruanos, sostiene que los jóvenes que estaban estudiando, matriculados en institutos técnicos, tienen características de mucha vulnerabilidad y esto hace que sea altamente probable que dejen los estudios.

“Así como se ha hecho a nivel universitario creo que el Minedu podría también hacer un esfuerzo mayor para los institutos, esto supone un trabajo mayor, no siempre están en las zonas rurales. Los jóvenes tienen que trasladarse a ciudades intermedias para poder estudiar y eso supone costos mayores que el Estado tendría que evaluar, pero en todo caso se podría generar un sistema de becas, un sistema de acompañamiento muy claro para evitar que las condiciones estructurales agraven más esta situación de coyuntura”, afirma el especialista.

Sin embargo, más allá de medidas específicas y paliativas para el contexto actual, Cuenca señala que resulta necesario “una gran reforma de educación superior”. Ello, particularmente para las poblaciones indígenas, ya que cuando “uno mira a los indígenas amazónicos que están en la educación superior, el porcentaje no alcanza ni al 2%”.

“Hay un asunto absolutamente claro, que tiene que ver entre asegurar a que terminen la educación secundaria para que puedan acceder a la educación terciaria, técnica o universitaria. Por supuesto, ofrecer un acompañamiento diferenciado para aquellos jóvenes y tratar de acercar al Estado —que tiene poca oferta técnica y tiene más universitaria—, pero cuando digo acercar no solo con becas de continuidad sino con becas dirigidas a ellos, con acompañamiento más cercano”, añade el especialista.

También refiere que se podrían instalar carreras que sean útiles a las comunidades en las que viven porque la mayoría de ellos suele retornar a estas tras la culminación de sus estudios.

“Creo que hay que repensar cosas de la educación técnica que no han funcionado como la ley esperaba”, sentencia.