Carolina Trivelli, investigadora principal del IEP, fue consultada por el Diario La República acerca de cómo las oportunidades de empleo de las mujeres han sido más afectadas que las de los hombres en medio de la crisis por la pandemia en nuestro país ► https://bit.ly/3bZOMpS
Por: Juana Gallegos
La pandemia dejó sin empleo a más de seis millones de peruanos. Sin embargo, las que se llevaron la peor parte fueron las mujeres. Según el Instituto Nacional de Estadística (INEI), el 43.2% perdió sus trabajos en Lima Metropolitana. En el caso de los hombres fueron des- empleados el 37.6%. Muchas laboraban en el sector informal (75%) y en negocios del rubro de servicio y comercio que hoy se recuperan con lentitud. Durante la cuarentena, el trabajo doméstico recayó en mayor proporción sobre ellas. Y las que hicieron teletrabajo, multiplicaron sus obligaciones. Tras la reactivación de la economía, son ellas las que deben perma- necer en casa cuidando a los hijos y a los enfermos, cocinando y limpiando, y son ellos los que salen a buscar trabajo. La independencia económica que ganaron las mujeres el pasado, hoy se diluye ante la incertidumbre. Les costará más reinsertarse al mercado laboral. A continuación, los expertos exponen porqué los bolsillos de las mujeres están siendo los más golpeados.
Carolina Trivelli, investigadora del IEP: “Los sectores que emplean mujeres son los más golpeados”
Durante los meses de cuarentena rígida, en el segundo trimestre de este año, se registró una reducción de la PEA ocupada femenina de 45% respecto al primer trimestre. Esto se explica porque los sectores más golpeados por las restricciones y la inmovilización social fueron los que daban más empleo a las mujeres como el sector servicios y comercio.
No hay duda de que las oportunidades de empleo de las mujeres han sido más afectadas que las de los hombres. Pero, además, en este contexto, las mujeres tienen menos opciones de salir a buscar trabajo ante el incremento de las labores de cuidado en el hogar.
Las mujeres hoy tienen más trabajo no remunerado en casa y menos probabilidad de encontrar un empleo. Además, las mujeres son las que tienden a ganar menos que los hombres, con seguridad, serán las últimas en recuperar la situación pre COVID-19.
Hugo Ñopo, investigador de GRADE: “Tienen poco tiempo para enfocarseen sus trabajos”
El virus nos ha llevado a pasar más tiempo en casa, uno de los lugares más inequitativos de la nuestra sociedad. Antes de la pandemia, las mujeres se encargaban de más de tres cuartas partes de las tareas que se requieren para mantener operativo un hogar, incluyendo el cuidado de los menores y adultos mayores. Ahora, con el confinamiento, el trabajo se ha multiplicado: hay que limpiar la casa con mayor frecuencia, hay que preparar los alimentos (lo que incluye el trabajo de desinfección de los insumos),hay que apoyar a los hijos en su rutina escolar, y hay atender a los que caen enfermos.
Según GenderLab, esta carga de trabajo adicional ha caído de forma desproporcio- nada en las mujeres. Con mayores responsabilidades en casa, las mujeres disponen de menos tiempo y capacidad de enfocarse en el mundo laboral. Las primeras estadísticas oficiales hasta junio revelaban que no había diferencia de género en la pérdida de empleo. Sin embargo, a partir de julio ya se han comenzado a revelar las diferencias.
Hay indicios de recuperación del empleo masculino, pero no del femenino. Hay dos grandes fuerzas detrás de esto. Por un lado, los sectores donde ellas trabajaban en mayor proporción se recuperan lentamente. Por el otro, las mayores responsabilidades domésticas limitan la capacidad de reinserción laboral de las mujeres.
Eliana Revollar, Defensoría del Pueblo: “Sobrecarga de tareas domésticas limita su desarrollo profesional”
La pandemia por COVID-19 ha producido un impacto económico negativo en una sociedad en la que, desde antes de la emergencia, persisten brechas de género que afectan a las mujeres y que seguirán perjudicándolas mientras no se trabajen políticas públicas que atiendan las causas que la generan.
La cuarentena inició con el 75% de la población económicamente activa femenina laborando en el sector informal, con 52.8% de mujeres con trabajos precarios y 51% en estado de pobreza o pobreza extrema. Asimismo, al ser las principales encargadas del trabajo doméstico no remunerado, la sobrecarga de actividades limita su desarrollo profesional y personal.
Durante la emergencia, el INEI señaló que los hogares encabezados por mujeres son los más proclives a la pobreza porque las jefas de hogar tienen menor nivel educativo, muchas afrontan solas las responsabilidades en casa y su inserción al mercado de trabajo es más limitado. Además, resaltó que la tasa de desempleo femenino (6.6%) es mayor a la masculina (4%).
¿Son las mujeres quienes se encuentran en mayor vulnerabilidad económica? Las cifras preliminares apuntan a que sí, por lo que, desde el Estado, se deben implementar políticas públicas diferenciadas y con enfoque de género para evitar que las brechas se acentúen.