Había nacido en Arequipa y estudiado derecho en la Universidad San Agustín, cuando en 1945 fue electo presidente José Luis Bustamante, que lo convocó como secretario general de Palacio de Gobierno. Fue su debut en la política y definió su postura como católico reformista, comprometido con los más pobres de este país.
En 1955, luego del levantamiento de Arequipa contra la dictadura de Odría, Cornejo fundó la Democracia Cristiana, donde ejerció el liderazgo durante las décadas siguientes. Junto a Luis Bedoya, Javier de Belaunde, Roberto Ramírez del Villar y Ernesto Alayza fue fundador del socialcristianismo. Eran los años de la guerra fría y el grupo político naciente quería ofrecer una alternativa frente al comunismo; asimismo, buscaba remplazar a la vieja oligarquía; como consecuencia, adoptó la doctrina social de la Iglesia para posicionarse en la centro izquierda.
Cornejo fue diputado entre 1956 y 1962, habiendo combatido intensamente contra la convivencia del pradismo con el Apra, empleando una gran dosis de la inteligencia cáustica que le fue característica. Su rigor intelectual acompañado de furibunda mordacidad lo hizo una figura respetada, pero poco carismática. Su planteamiento anticapitalista y anti-comunista contribuyó a su imagen de antipático.
En las elecciones de 1956, la DC no presentó candidato presidencial, sino listas parlamentarias, que tuvieron buena acogida en algunas circunscripciones, sobre todo en Arequipa. Gracias a ello, la DC contó con una bancada selecta, pero reducida, que se ganó el apelativo de “cuatro gatos”. Asimismo, las elecciones del 56 trajeron el liderazgo carismático de Fernando Belaunde, que ocupó el espacio deseado por el socialcristianismo. FBT desplazó a la DC.
Para las elecciones de 1962, Cornejo fue candidato presidencial y obtuvo algo menos del 3%, evidenciando su reducida estatura presidenciable. Esas elecciones fueron anuladas vía un golpe militar que convocó a un nuevo proceso al año siguiente. En esa oportunidad, la DC formó una alianza con Acción Popular y llegó al poder como socio menor de FBT.
La relación con el gobierno acciopopulista fue difícil. Cornejo era senador y encabezaba el ala izquierda, frente a un gobierno que retrocedía ante el empuje de la superconvivencia, formada en el Congreso por el Apra y Odría. La alianza gubernamental empezó a dividirse en 1966, cuando la DC se fracturó; saliendo de ella los principales líderes encabezados por Bedoya Reyes, para formar el PPC y ubicarse en la centro derecha. Cornejo se quedó con un reducido número de dirigentes y conservó el apoyo de la juventud socialcristiana, radicalizada hacia la izquierda.
Al ser derrocado FBT por el general Juan Velasco, Cornejo vio con simpatía al gobierno militar. Al fin y al cabo, estaba haciendo lo que siempre había buscado, una reforma de las estructuras sociales en un sentido no comunista. Cruzó el Rubicón desdeñando el tema democrático, más le importó la voluntad de transformación de Velasco que el régimen de dictadura. La democracia social fue su credo. Cornejo fue parte del pequeño grupo de asesores del gobierno militar que impulsó las reformas. En esa calidad participó de la expropiación de la prensa e incluso fue director de El Comercio, cuando fue estatizado en 1974. Probablemente fue su actuación pública más controvertida y causa de su posterior ostracismo político.
Fue constituyente en 1978 donde mostró que conservaba sus dotes oratorias en forma. Era un expositor consistente, armado de una lógica exquisita; además, enfrentaba a sus oponentes, defendiendo su postura con brillo. Era su última actuación política, luego se retiró a sus cuarteles de invierno, de los cuales no salió hasta su muerte, acaecida la semana pasada.
A lo largo de su vida fue un reputado profesor de derecho, especializado en el tema de familia. Catedrático de la PUCP por varias décadas, su contribución en este terreno fue notable y sus alumnos lo recuerdan como fue: justiciero e implacable.
Fuente: La República