Antonio Zapata: Las mujeres y la revocatoria

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Las últimas revocatorias en Lima han motivado varios balances abriendo el debate sobre las perspectivas de diversas figuras. Las posiciones abarcan desde el triunfo del pueblo izquierdista hasta el decisivo rol de Lourdes Flores y el PPC. Pero, en primer lugar sobresale el relevante papel desarrollado por mujeres de todos los partidos y tendencias políticas. Cada una en su papel y con su propia apuesta a futuro, pero el dato más saltante es el protagonismo femenino.

Para empezar la vencedora, que obviamente es Susana Villarán, a quien todos daban por muerta y resucitó en 45 días. Su estilo de mamá de todos le granjea amigos y detractores, pero mostró una de las virtudes que más se aprecia en el Perú: la resistencia. Supo sortear el mal momento y salvar por nariz lo que parecía perdido. Luego su alfil, porque no cabe duda que Marisa Glave fue otra de las grandes ganadoras. En los debates se compró el pleito y estuvo a la altura; incisiva y bien informada, destacó nítidamente en la escena pública. Se discrepa sobre su futuro, pero por ahora, es obvio que ha ganado bastantes puntos.

Siempre dentro del grupo de las ganadoras destaca Lourdes Flores. Su posición es envidiable. Ha quedado como la rival honesta, seria e interesada por la ciudad, antes que por revanchismos personales. Desprendida y comprometida, gracias a su elocuencia está de vuelta. Ha anunciado que carece de interés en las presidenciales del 2016 y quizá piensa nuevamente en el municipio de Lima. Sea como fuere, el hecho es que Lourdes recuperó su carrera política en esta revocatoria.

Entre los perdedores también sobresalen mujeres. Nadie niega que la voz más articulada del Sí era Patricia Juárez, quien perdió por el desorden imperante en sus filas. Pero, ella mostró capacidad de lucha. Quizá es la única que puede decir con propiedad que ganó con el 48% del Sí.

Por el contrario, todos los perdedores son varones. La lista la encabeza el impresentable Marco Turbio y su desafortunado comentario sobre el No de las mujeres, que probablemente le costó media elección. Pero, los perdedores se extienden y alcanzan a Luis Castañeda, que queda como angurriento por razones oscuras, e incluyen al mismo Alan García, que pierde una apuesta comprometida, porque siembra duda sobre su publicitado olfato político.

Entre quienes se cuidaron sobresale Keiko Fujimori, que evitó salir a la escena y aunque todos saben que estaba por el Sí, optó por no exponerse. Ha sido astuta y el electorado aprecia esa virtud, que fue la de Fernando Belaunde al abstenerse de la Asamblea Constituyente de 1978 y ganar las presidenciales de 1980. Incluso cuando Keiko tuvo que mandar a alguien a la fiesta del Sí, escogió a Marta Moyano, reafirmando la competencia de la revocatoria como un asunto de mujeres.

La pregunta es el significado de esta intensa participación femenina. Cabe dos posibilidades. La una, es que expresa el nivel municipal. Los hombres se guardan para las ligas mayores y ceden espacio a las mujeres en el manejo de la ciudad, como prolongación de lo doméstico. Si esta es la respuesta, entonces no hay mayores novedades.

La segunda posibilidad es que la revocatoria anuncie la madurez política de la mujer y el logro de su autonomía. Hasta ahora, participan como acompañantes de algún varón con poder. Por ejemplo, todos saben que hay mujeres en los partidos, pero nadie duda que son hombres quienes toman las decisiones finales. Esto vale tanto para el fujimorismo y el aprismo, incluso para Sendero Luminoso. La misma Lourdes Flores, en performances anteriores, buscaba insistentemente un bastón. Pero, quizá la revocatoria señala el fin de este período.

En este caso, ¿qué puede indicar de cara al 2016? Acaso ¿acrecienta las opciones de Nadine? Aunque, podría aparecer Keiko corriendo la misma ola o la misma Lourdes. Parece que en el Perú se acercan los tiempos de Dilma, Cristina y Bachelet, cuando las mujeres latinoamericanas toman personalmente el timón de la nave.

Fuente: La República (03/04/2013)