La semana pasada, el doctor Julio Cotler cumplió ochenta años y con un evento académico en su honor, el Instituto de Estudios Peruanos inició la celebración de sus cincuenta años de existencia. En efecto, el IEP es el decano de los centros de investigación, que empezaron a surgir en los años 1960-1970, para producir conocimiento y realizar aplicaciones que promuevan el desarrollo. Así, ambas celebraciones han confluido; por un lado, la contribución intelectual del Dr. Cotler y, junto a ello, la institución a la que ha dedicado la vida, contribuyendo a su posicionamiento como líder de la investigación nacional en Ciencias Sociales.
Julio Cotler publicó en 1978 un libro que ha conservado bastante frescura, en contraste con otros textos de la misma época. Se trata del famoso texto Clases, Estado y Nación en el Perú que desarrolla una serie de conceptos a través de su formación histórica. Ahí está el detalle. No es una narración histórica, sino la explicación de ciertas nociones esenciales para entender el Perú de los setenta. Para exponer esos conceptos con claridad, el autor eligió la historia, como proceso que formó las determinaciones básicas del país.
El molde conceptual al que pertenece el libro corresponde a la teoría de la dependencia. Utiliza todos los temas fundamentales de este enfoque, empezando por la idea de la herencia colonial y siguiendo con la dependencia a las potencias capitalistas internacionales, como determinación fundamental de las naciones latinoamericanas. En este análisis están presentes todas las herramientas teóricas que presiden otros trabajos que simplemente han pasado al olvido. ¿Por qué entonces el libro de Cotler mantiene vigencia?
Su virtud principal consiste en haber resaltado el tema del Estado y haberlo colocado como eje de la explicación histórica peruana. Desde el título mismo, el Estado se halla al medio, conectando las otras dos dimensiones, Clases y Nación. Es decir, la sociedad y la comunidad soñada viven a través del Estado, se conectan a través suyo y su curso se explica por el rumbo que adopta. En este sentido, la orientación del Estado es la variable independiente de la historia peruana.
Por ello, gobiernos autoritarios, como los de Leguía y Velasco, eran fundamentales al expresar la voluntad política por reorganizar la sociedad y modernizarla. Estos momentos de afirmación estatal eran autoritarios en la historia peruana porque la clase propietaria había carecido de voluntad de construir un Estado de todos nosotros; es decir, un Estado nacional.
De este modo, el argumento del libro se construye teniendo presentes las limitaciones de la clase propietaria para construir país. Ellas se habrían traducido en multitud de frustraciones. Hasta que, cansados de tanta postergación, un grupo de oficiales buscó ampliar la autonomía del Estado para construir una nueva base de dominación social. El gobierno militar habría sido un momento de suspenso, carente de organicidad, donde todo habría estado en juego. Pero, la ausencia de cohesión social del gobierno y la falta de una clase propietaria que se apropie del proceso iniciado por Velasco habría conspirado contra su éxito.
Al entender la historia que llevó al gobierno militar, Cotler adelantó por qué estaba dejando una pesada herencia en vez de resolverla. Por ello, su libro conecta la historia con las ciencias políticas. Usa una explicación histórica para precisar el puesto del objeto principal de la politología: el Estado. Gracias a ello conecta dos épocas de la reflexión en Ciencias Sociales.
Nace de la escuela de la dependencia, pero no para una simple aplicación, sino que emplea sus herramientas para iluminar un sujeto esencial que se estaba quedando descuidado en aquellos días. Como ese sujeto era el Estado, cuya importancia ha quedado establecida en las décadas siguientes, el libro de Cotler conecta dos épocas y trasciende el período de su creación, para convertirse en un clásico de la reflexión social y política en el Perú.
Fuente: La República