La Primera Dama, Nadine Heredia, ha escrito una frase clave vía Twitter que ha merecido todo tipo de comentarios. Al estallar el caso Chehade, Nadine preguntó “¿es tan difícil caminar derecho?”. Esa interrogante fue una bomba, porque a partir de entonces Chehade perdió apoyo en el Ejecutivo; luego, el presidente ha manifestado que solo confía en las investigaciones y no necesariamente en la versión de su vicepresidente.
La pregunta de Nadine ha sido interpretada de múltiples maneras, entre otras opiniones, quisiera ponerla en relación con una frase célebre, así de corta, que escribió el cronista indio Felipe Guamán Poma de Ayala. A modo de letanía, esta crónica del siglo XVII está atravesada por la expresión, “y no hay remedio”. Así, Guamán Poma manifiesta su desconsuelo ante el régimen colonial y lo resume en una oración desesperada. El cronista indio había perdido la fe y sus ilusiones se habían esfumado. Era un anciano, había visto demasiado y, a esas alturas, un régimen justo le parecía imposible.
La crónica de Guamán Poma de Ayala es una larga carta al rey que acompañó por cientos de dibujos. Hoy en día, para comprender la sociedad virreinal, esas ilustraciones valen más que mil palabras, porque nos permiten verla a través de su lente. Su análisis de la colonia subraya el tema de la corrupción, tanto política, como sobre todo de las costumbres. Él conocía que las autoridades civiles y eclesiásticas mayormente estaban preocupadas por llenarse los bolsillos despreciando el bien común. Eran tantos los corruptos que se sumió en el desespero que evidencia su letanía: y no hay remedio.
No es el único que ha muerto decepcionado en la historia nacional. Al contrario, la generación de los fundadores de la Independencia, por ejemplo, murió pensando que su vida había sido en vano. El mismo Bolívar expresa ese ánimo. Entre nosotros, el primer presidente, José de la Riva Agüero, escribió unas memorias muy amargas que reniegan del retroceso de la vida civil que significaron los caudillos de la primera anarquía republicana.
Pero, en el caso de la Primera Dama, su twitter no significa resignación colérica, como expresa la frase de Guamán Poma. Por el contrario, Nadine manifiesta un enojo similar, aunque asumiendo que sí le parece posible caminar derecho. En ese sentido, muestra el pensamiento de una persona joven, que mantiene expectativas de cambio.
Sin embargo, el momento es crucial, ahora la ciudadanía ha de formarse una idea de los límites de este gobierno. Si la gente acaba pensando que es tan corrupto como los anteriores, entonces se frustrarán las esperanzas de renovación. Poco importará la eventual mejor calidad de la burocracia, si se percibe que los corruptos continúan operando, el prestigio gubernamental se derrumbará y quedará con las manos atadas. Por ello, el caso Chehade es decisivo ante la opinión pública y el Estado se halla frente a un dilema: o muestra que es posible enderezar el país, o se desliza a la mediocridad y entonces la gente pensará como Guamán Poma, que no hay remedio.
El laberinto político se resuelve entre esas dos frases llenas de sentido común. El gobierno tendría que responder en la línea sugerida por la Primera Dama y mostrar su disposición a cumplir la ley, separando a quienes lo han comprometido políticamente.
Pero si la ciudadanía acaba pensando como Guamán Poma, entonces veremos a Humala caer en picada en las encuestas y quedar prisionero de los poderes fácticos que motorizan la corrupción. En efecto, los empresarios mercantilistas son la clave de este fenómeno; por ejemplo, el Grupo Wong estuvo ausente en la comida de Las Brujas de Cachiche, pero sus intereses estaban presentes. ¿Alguien lo duda?
Fuente: La República (26/10/2011)