Lee la columna de nuestra investigadora principal, Carolina Trivelli ►https://bit.ly/2G6zujw
Hace unos días Alonso Segura escribió sobre dos buenos ejemplos de coordinación al interior del sector público: las Mesas Ejecutivas y el Equipo Especial de Seguimiento de la Inversión. En ambos casos se tratan de instrumentos para lograr una mejor y más efectiva acción del sector público. A pesar de las rigideces, las complejidades y limitaciones que enfrenta la administración pública, estos casos dan cuenta de que es posible ser creativos, innovar y hacer reformas para servir mejor a los ciudadanos. Así que aquí añado algunos ejemplos que desde el sector Desarrollo e Inclusión Social nos pueden ayudar a pensar en nuevas formas de hacer gestión pública.
A pesar de las rigideces y limitaciones que enfrenta la administración pública, existen casos que dan cuenta de que es posible innovar y hacer reformas para servir mejor a los ciudadanos. Aquí algunos ejemplos
Primero, las Plataformas Itinerantes de Acción Social (PIAS), que son unidades que llevan un conjunto de servicios del Estado hacia comunidades que viven aisladas. Son barcos que viajan por los ríos de la Amazonía (ahora hay uno en el Lago Titicaca) y paran en las principales comunidades. Incluyen al sector salud, educación, Reniec, una ventanilla y un ATM del Banco de la Nación, los programas sociales del Midis, el programa que atiende violencia contra la mujer y más. Cada unos de estos barcos hace un recorrido de entre 40 y 60 días llevando el Estado, por un par de días, a comunidades donde el sector público casi no tiene presencia. No es perfecto, pero esas comunidades saben que cada 40 o 60 días, llega el Estado.
Las PIAS exigen un alto nivel de coordinación de todos los servicios que lleva. Son una suerte de MAC (Módulos de Atención al Ciudadano) pero no solo para trámites, sino para servicios, sociales en particular. Funcionan desde el 2013 con un modelo de articulación que se ha ido construyendo de a pocos, no solo entre los sectores sino en alianza con la Marina. No fue fácil, pero hoy representan un buen y recurrente servicio para miles de peruanos.
Un ejemplo totalmente distinto es Sello Municipal, un reconocimiento –no monetario- que el Midis entrega anualmente a municipios que han implementado acciones y servicios a favor de grupos vulnerables y en línea con las estrategias del sector Desarrollo e Inclusión Social. Se creó en el 2015 y desde entonces ha reconocido y premiado a cientos de municipios, que incentivados por ello, han implementado acciones desde la gestión municipal sobre todo a favor de los niños. Parece algo pequeño, pero ha desatado procesos de articulación desde las instancias locales y de comprensión de los desafíos de la inclusión social. Con ello, han generado nuevas formas de llevar más y mejores servicios a las poblaciones vulnerables.
Estos dos ejemplos muestran que la articulación intersectorial e intergubernamental se traduce en mejores servicios sociales para los ciudadanos. En el mundo del desarrollo hay aun mucho espacio para (y urgencia de) acciones articuladas entre sectores. Por ejemplo, todos quisiéramos ver una relación articulada entre el Midis y el Ministerio de Agricultura (Minagri) para generar una senda de desarrollo productivo y de inclusión económica para las personas en pobreza en el ámbito rural, y algo similar entre el Midis y el Ministerio de Trabajo (Mintra) para lo propio en las áreas urbanas.
También tenemos que retomar esquemas que permitan articular las acciones (inversiones) de los sectores que ofrecen infraestructura, para asegurar que el Estado llega “en paquete” a los barrios y centros poblados, donde no solo hay que cerrar brechas en cada servicio (agua, saneamiento, telecomunicaciones, camino, etc.), sino que hay que asegurar la provisión del paquete completo de infraestructura.
Pero también necesitamos nuevos esquemas de articulación entre niveles de gobierno. Por ejemplo entre Minagri y los Gobiernos Regionales -que son los que tienen competencia directa en desarrollo agrario- para apoyar a la agricultura familiar; o entre el Ministerio de Ambiente (Minam) las y municipalidades para el manejo de residuos sólidos.
Necesitamos nuevos esquemas de articulación entre niveles de gobierno. Por ejemplo entre Minagri y los Gobiernos Regionales para apoyar a la agricultura familiar
Y, claro, entre sectores y niveles de gobierno. Ahí un buen ejemplo es lo que fue la propuesta (en procesos de ser retomada) de Aprende Saludable, una articulación inicial entre Minedu (quien la lidera), Minsa y Midis para que los estudiantes de las escuelas reciban no solo el servicio educativo, sino también alimentación escolar y un programa de salud escolar básico para mejorar sus aprendizajes. Por definición, Aprende Saludable implica además una articulación con gobiernos regionales a través de las Direcciones Regionales de Educación y Salud. La meta es que los estudiantes de la escuela pública reciban un paquete integral que incluye materiales educativos, vacunas, tamizajes oftalmológicos, lentes si los necesitan, alimentación saludable, quiosco saludable en su escuela y un entorno seguro (movilidad, accesibilidad, seguridad, etc.), entre otros.
Hay muchos más casos. Sí hay innovación en nuestro sector público y sería bueno hacerla visible para aprender de ella y promover que hayan más. No hay otra forma de avanzar hacia el desarrollo.
Cualquier propuesta de desarrollo exige un sector público dinámico, innovador, que sea efectivo en su acción sectorial y con capacidad de articularse intersectorialmente e intergubernamentalmente, y claro, que pueda trabajar con el sector privado, lo que también es posible, como bien dan cuenta las Mesas Ejecutivas.
Busquemos más ejemplos. Los encontraremos. E impulsemos otros más. Los necesitamos.