[COLUMNA] El diálogo no es una formalidad, por Hernán Chaparro

La corriente de opinión mayoritaria, que identifica la encuesta, es la de apoyar la inversión en minería, pero sin descuidar otros sectores de la economía.  En este contexto, se presenta el conflicto de Las Bambas.  La ciudadanía, como en otras oportunidades, apuesta al diálogo como forma de resolver estos conflictos (70%).  Por lo tanto, llama la atención la demora en iniciarlo.

La comunidad tuvo que llegar a extremos para lograr que su situación estuviera en un mejor lugar en la agenda pública limeña.  La reacción tardía penaliza la aprobación del gobierno, basta ver la evaluación negativa que las zonas centro y sur tiene sobre la forma en que el gobierno viene manejando la situación en Apurímac.  Los conflictos continuarán.

Es necesario que el Estado se organice mejor para gestionarlos y que el sector privado, donde hay interesantes iniciativas gremiales, logre promover las buenas prácticas que algunas empresas mineras ya tienen implementadas.  Hay quienes han entendido que el diálogo no es una formalidad legal.  Cuando se pregunta sobre qué presidente ha tenido un mejor manejo de estos conflictos, un 35% dice que ninguno y, aunque en menor proporción que el 2012, un sector (28%) destaca el manejo del gobierno de Alberto Fujimori.  Los demás quedan en una suerte de empate técnico.

Es plausible pensar que la percepción ciudadana del manejo fujimorista tenga que ver con que la inversión minera recién comenzaba en esos años, el estilo de “mano dura” de ese gobierno (que un sector de la población apoya) y la precariedad de los actores sociales y políticos en los años inmediatamente posteriores a la violencia política que vivió el país.