En el Barómetro de las Américas y en la Encuesta Mundial de Valores Perú aparece entre los países con menor confianza interpersonal y con niveles bajos de confianza en las instituciones. De ahí que, en años anteriores, y en este, el nivel de confianza en las elecciones, se vea disminuido, pero eso no significa que la mayoría no crea en los resultados electorales.
Lo que nos muestra la última encuesta del IEP es que 53% de encuestados afirma que Fuerza Popular no tiene razón en sus reclamos con relación a la votación y que es una estrategia para no reconocer los resultados electorales, 12% cree que tiene algo de razón pero que ello no afectará los resultados. Esta constatación explicaría el alto porcentaje de desaprobación de la actuación de la candidata (69%) luego del día de la votación, que supera al de Castillo (49%).
Es importante también tener en cuenta las razones del voto por cada uno de los candidatos. En el caso de Fujimori, la mayoría (55%) lo hizo para que la izquierda o el comunismo no llegaran al poder y en segundo lugar porque garantizaba estabilidad y orden (20%). En el caso de Castillo la mayoría votó por él porque significaba un cambio (51%) y en segundo lugar para que el fujimorismo no volviera al poder (25%). El “anti” es mucho más fuerte en el primer caso que en el segundo. Es difícil construir en negación, más aún en un momento en que se necesita “poner el hombro”, como dice el lema del gobierno, y por ello la aceptación de resultados que nos muestra la mayoría de encuestados parece ser la vía para seguir enfrentando la pandemia y el bicentenario.