Lee la columna «Aprender de nuestros vecinos para acelerar la inclusión financiera» escrita por Carolina Trivelli, investigadora principal del IEP, para El Comercio ►https://bit.ly/4pdqpt7
En los últimos años se ha generado gran cantidad de información y datos para monitorear los avances en inclusión financiera, tanto a nivel internacional, con bases como el Findex, como nacional, desde el sector público (INEI y SBS) y privado (por ejemplo, el Índice de Inclusión Financiera -IIF- de Credicorp), con lo que tenemos información para afinar las estrategias a favor de una mayor inclusión financiera.
Todas las fuentes mencionadas dan cuenta de que hemos avanzado. Sin duda, hoy más peruanos usan mejor sus recursos —sean estos pocos o muchos—, ahorran tiempo, conocen y cuentan con instrumentos para aprovechar oportunidades económicas, postergar con seguridad el uso de su dinero y están mejor preparados para enfrentar contingencias.
A pesar de ello, el IIF encuentra que solo el 26% de los peruanos se encuentra en un nivel logrado de inclusión financiera. “Logrado” entendido como lo que los ciudadanos conocen, a lo que acceden y que usan servicios financieros regularmente, reconociendo su utilidad y calidad. La data revela que queda mucho por hacer para asegurar que todo ciudadano peruano tenga la posibilidad de acceder a y usar los servicios financieros que necesite, cuando y donde los necesite.
El IIF del 2025 trae tres valiosas pistas de por dónde avanzar en inclusión financiera tomando ventaja de los logros de nuestros vecinos:
Más presencia física en el territorio. Si bien la digitalización es la tendencia que marca la expansión del acceso y el uso de servicios financieros, aún para acceder a algunos servicios hay que ir a una entidad financiera (para hacer una transacción, un trámite o una consulta). La presencia del sistema financiero sigue siendo un desafío pendiente en nuestro país, mientras que países como Colombia han logrado avances con acciones de políticas públicas y alianzas entre el sector público y privado. Se trata de tener más y mejores redes de atención: agencias, cajeros corresponsales, agencias móviles, etc.
Incrementar la frecuencia de los pagos a través del sistema financiero. Quienes hacen pagos a través del sistema financiero han incrementado su frecuencia de uso (de cerca de 5 transacciones por mes en 2021 a 12 en 2025), pero aún estamos muy por debajo del uso y la frecuencia de pagos registrados en países como Chile y Argentina (que registran 22 transacciones por mes). Más pagos, y más frecuentes, a través del sistema generan cercanía, información y un canal para acceder a un abanico mayor de servicios financieros.
Mayor diversidad de productos de ahorro y crédito. Perú y Argentina reclaman que la oferta de productos financieros es poco diversa y, por ende, no se adapta a la demanda de los clientes. La tendencia es hacia la personalización de la oferta de servicios y ahí vamos rezagados. Solo el 18 % de los peruanos considera que la oferta de estos productos es lo suficientemente diversa.
Más inclusión financiera es mejor para los que logran acceder al sistema, sin duda, pero también para los que ya están incluidos. Más inclusión financiera trae más crecimiento, menos desigualdad y mayor estabilidad para todos los peruanos.