Lee la columna escrita por Carolina Tivelli, investigadora principal del IEP, en el diario El Comercio ► https://bit.ly/3UEM5kf
Esta semana el INEI presentó -accidentadamente- los resultados de la medición de la pobreza monetaria para el 2023. Los resultados son preocupantes, pero en línea con lo esperado: la pobreza subió. En el 2023, el 29% de los peruanos estuvo en situación de pobreza y cerca de 600 mil peruanos cayeron en situación de pobreza en ese año.
Cinco apuntes para entender dónde estamos y qué podríamos hacer:
1. La pobreza monetaria subió en 1,5 puntos porcentuales (pp) en el 2023, y con ello acumula un incremento de 8,8 pp desde el 2019.
Hoy el Perú tiene casi 3 millones de personas más que antes de la pandemia en situación de pobreza.
En el 2023, el grueso del incremento se dio en lo que se llama el “resto urbano”, es decir en todas las ciudades sin contar a Lima Metropolitana. Adicionalmente, quince regiones registran incrementos de pobreza superiores a 1,5 pp.
2. La pobreza subió porque los hogares peruanos perdieron capacidad de consumo. Salvo el 30% más acomodado y el 10% en mayor pobreza (que no tienen mucho para perder), el resto, que representa el 60% de los hogares peruanos, registró una caída significativa en su consumo real mensual en 2023.
En promedio, los hogares hoy tienen un consumo mensual entre 9% y 12% menor que antes de la pandemia.
3. La pobreza extrema subió en lo rural y en el resto urbano, y además subió proporcionalmente más que la pobreza total. Hoy casi dos millones de peruanos, 5,7% de la población, enfrenta esta situación (personas a las que aún usando todo lo que tienen a su alcance para cubrir la canasta alimentaria, no les alcanza).
4. La mayor pobreza se explica porque fue un mal año -eventos climáticos, caída del PBI, crisis política- y porque los hogares no contaron con el apoyo mínimo para enfrentarlo. El sector público hizo prácticamente lo mismo que hacía antes -los mismos programas, ayudas, y recursos-, con unas muy puntuales excepciones (algo de ayuda a las ollas comunes, programa de apoyo a hogares urbanos con niños pequeños desde Juntos, etc.) y los hogares que ya venían golpeados de la pandemia no tuvieron como, a pesar de sus esfuerzos, enfrentar con éxito la dura situación.
5. ¿Qué debería pasar ante estas cifras? Debería darse alguna reacción y priorizar la atención a la pobreza desde el sector público considerando que el crecimiento económico (esperado) no se hará cargo de solucionarlo.
Urge generar una estrategia, instrumentos y recursos para evitar que la pobreza siga subiendo, proteger y apoyar a las familias que la están pasando peor, y definir una ruta para retomar una senda de reducción de la pobreza (adecuada a tiempos de bajo crecimiento).
Finalmente, una nota sobre el INEI. El penoso incidente sobre si se anunciaban o no las cifras trae nuevamente la discusión sobre la necesidad de que el INEI sea un organismo autónomo, con un directorio de independientes, con recursos garantizados, y no una entidad de la PCM. Todos, en el sector público y privado, tomamos decisiones a partir de la información que produce el INEI. Por ello, urge un nuevo diseño institucional que garantice la transparencia, calidad e independencia del INEI.