Carolina Trivelli, investigadora principal del IEP, escribe para el Diario El Comercio (Perú) propuestas de mejora y acciones complementarias para la entrega de bonos sociales durante la crisis sanitaria originada por el Covid-19 ►https://bit.ly/2wTxH0N
En los últimos días hemos visto varias propuestas sobre la necesidad de que los bonos sociales que se han dado para apoyar a las familias que están en situación de pobreza y vulnerabilidad lleguen a todos los hogares y se dejen de lado los esquemas de focalización.
Algunos apuntes pueden ayudar a salir de esta discusión. La focalización que se está usando en nuestro país, está acercándose a pasos agigantados a una cobertura prácticamente universal. Veamos.
- En el Perú hay alrededor de 9 millones de hogares (ENAHO 2018), de ellos, casi 4,8 millones reciben recursos monetarios de manera regular. De los 9 millones de hogares, el 13% tiene al menos un empleado público (algo más de 1 millón de hogares tienen al menos un empleado en el sector público), 37% tienen a algún miembro con empleo formal (3,3 millones de hogares tienen al menos un miembro con empleo con los beneficios que manda la ley), aunque es probable que una parte pueda haber perdido su contrato (y de ellos algunos habrán accedido a su CTS o al retiro de AFP) y cerca de 17% recibe una transferencia monetaria de algún programa social (Juntos y Pensión 65).
- Los otros 4,2 millones de hogares no tienen ningún miembro del hogar con alguno de los flujos anteriores. Varios de ellos se encuentran en situación de pobreza, y/o dependen de ingresos independientes o informales. Ahí están los afectados críticos, los que requieren atención primero que nadie.
- Los bonos que ya se han dado y los que se han anunciado recientemente llegarán a algo más de 4,5 millones de hogares (Midis bono inicial a 2,7 millones de personas, MTPE para independientes 0,8 millones, bono rural a 1 millón de hogares).
- Ninguno de los que están en los 4,8 millones del punto 1 (los que tienen alguna fuente de ingresos) recibe o debería recibir bono (del punto 3). Con lo cual de los 4,2 millones sin fuente de ingreso regular deberían estar cubiertos por los 4,5 millones bonos aprobados.
Entonces, las discusiones en vez de tratarse sobre focalizar o universalizar podrían ser más útiles si se orientara a identificar soluciones para los asuntos críticos para asegurar que se llegue a todos los que necesitan el bono con mayor urgencia. Acá van cinco temas en los que urge proponer mejoras y acciones complementarias.
- Completar el padrón de receptores de los bonos con los hogares que estando en situación de pobreza y que no aparecen en la lista (por ser hogares nuevos, por falta de registros actualizados, etc.). Si bien ya se está haciendo este trabajo, esto urge y es contra el reloj. Recoger información, validarla (que parece un lujo que podría ser opcional en esta emergencia, pero que para los funcionarios públicos que aprueban los nuevos usuarios es imprescindible y no pueden obviar) y proceder a incluir a estos nuevos receptores vulnerables es crítico. La ayuda de las organizaciones sociales, iglesias, organizaciones de base es crucial para incluirlos rápido y bien, en alianza siempre con los municipios.
- Asegurar atención a grupos específicos sin atentar contra sus esquemas organizacionales. Por ejemplo, en el caso de comunidades nativas de la Amazonía no tiene sentido llegar con ayuda individualizada y más bien ahí sí la cobertura de apoyo debe ser universal.
- Identificar hogares donde el único ingreso era de trabajadores formales que por tener contratos temporales pueden haberse quedado sin empleo en este último mes, e incluirlos en los bonos. Esto debería ser posible gracias a la planilla electrónica.
- Continuar con medidas complementarias de apoyo a los hogares más vulnerables (vía entregas de alimentos, por ejemplo) desde municipios, iglesias, organizaciones sociales y sector privado, que llegan a zonas y grupos de hogares en evidente necesidad. Hay que discutir cómo activar –cuidando mantener el distanciamiento social- organizaciones clave como los comedores populares, por ejemplo.
- Usar más y mejores medios para distribuir los bonos monetarios y para facilitar el cobro: cuentas, ventanillas de más entidades financieras disponibles, uso de ATM, dinero electrónico, etc. Mucho por hacer en esto para facilitar el uso de los recursos monetarios por parte de los ciudadanos. La inclusión financiera urge y las opciones técnicas existen.
Todas estas acciones son centrales para lograr superar la emergencia causada por las medidas de aislamiento social. Estas medidas son excepcionales y enfrentan problemas de precisión y ejecución, no de monto total, no de presupuesto, no de cobertura.