[COLUMNA] El ecosistema digital peruano, por Raúl Asensio

La sección de la encuesta referida al uso de redes sociales muestra de manera contundente un dato: en el ecosistema digital peruano, Facebook sigue siendo la pieza central. Entre quienes usan redes todos los días, ninguna otra plataforma logra combinar presencia nacional y transversalidad social. Su distribución geográfica y su uso en todos los niveles socioeconómicos demuestran que la criatura de Zuckerberg sigue siendo el espacio donde confluyen regiones, edades e ideologías.

Más allá de Facebook, la tónica es la segmentación. TikTok e Instagram son redes mayoritariamente limeñas, aunque con marcadas diferencias de clase. TikTok conecta mejor con sectores intermedios y jóvenes urbanos. Instagram, en cambio, expresa con nitidez el sesgo de clase alta y media-alta que caracteriza su uso global. Aunque de diferente manera, ambas redes funcionan como termómetros de estatus y capitalización simbólica.

El gradiente también es generacional. Entre los jóvenes, TikTok disputa con Facebook la primacía de la atención, un dato que quizá evidencia un cambio de paradigma más profundo: del texto y la interacción escrita al video corto y el algoritmo emocional. Se trata de una mutación que redefine el modo en que los discursos políticos, los medios y las identidades circulan.

También la ideología deja huellas en el mapa digital, aunque aquí las sorpresas son mayores. Contra lo que dice cierto discurso global, los centristas peruanos son los más permeables a TikTok. En cambio, nuestros izquierdistas se refugian proporcionalmente más en Twitter, aunque esta red es minoritaria en todas las ideologías.

En conjunto, por lo tanto, más allá de la transversalidad de Facebook, las redes reflejan nuestra realidad estratificada: Lima versus regiones, élites versus sectores populares, jóvenes versus mayores. Entender estos clivajes puede ayudarnos a comprender la nueva cartografía del poder social y cultural, entre lo viejo y lo nuevo, que empieza a emerger en nuestro país.