Lee la columna de Carolina Trivelli, investigadora principal del IEP, escrita para El Comercio ► https://bit.ly/3mXIEWq
(Ilustración: Víctor Aguilar)
En estos tiempos de poco optimismo, disputas políticas y preocupaciones sobre la pandemia y la economía, solemos perder de vista acciones innovadoras que el sector privado, en su sentido amplio –organizaciones, empresas, emprendimientos, asociaciones–, está generando. Acciones con nuevos modelos de intervención y formas de hacer negocios que tienen impactos positivos en la sociedad.
Dos ejemplos de ello, que recomiendo visitar para recuperar el optimismo, son Kunan y Próceres del Bicentenario. Ambas iniciativas reúnen organizaciones, empresas y emprendedores que están resolviendo problemas complejos con soluciones creativas, sostenibles, muchas de ellas escalables, basadas en la innovación –tecnológica y digital, pero también social e institucional– y en su capacidad de convocar a otros, de articular esfuerzos y sumar voluntades (y en varios casos voluntarios).
Desde el 2014, Kunan articula una red de más de 200 emprendedores con probado impacto social y ambiental que convoca cada año al Desafío Kunan para premiar a los mejores emprendimientos. El Desafío Kunan entrega premios en efectivo y en servicios para que los ganadores puedan seguir desarrollándose, pero sobre todo los premia haciéndolos visibles y conectándolos. El Desafío 2021 se definirá el lunes y el martes que vienen y conoceremos a los ganadores de las categorías y del Desafío.
Cada año esta premiación, a mí por lo menos, me devuelve el optimismo sobre nuestra capacidad de hacer grandes cosas. El año pasado, ganó Recidar, que revalora y formaliza la venta de productos de segundo uso. En las distintas categorías del concurso, vimos emprendimientos fantásticos en alimentación saludable, servicios y negocios de, y para, población adulto mayor, emprendimientos que empoderan a mujeres y mucho más.
Próceres del Bicentenario ha seleccionado 21 emprendimientos que están, o pronto estarán, generando soluciones a problemas críticos del país. Esta iniciativa, promovida por Mosaico, Kunan y UTEC, trabaja con muchos aliados para que estos próceres crezcan y se desarrollen. Desde casos ya maduros como el Banco de Alimentos, que durante la pandemia ha jugado un rol vital para enfrentar el hambre; Sinba, que usa tecnología para transitar a un mundo sin basura, donde nada sobra ni nadie sobra; Ligas Femeninas F7, que a través del fútbol empodera a niñas y jóvenes; hasta iniciativas en pleno desarrollo, como Simbiosis, que genera oportunidades para mujeres rurales a partir de la producción y comercialización de hongos; Juntas, que ofrece consejería en salud sexual y reproductiva para niñas, jóvenes y cuidadores; Semilla Intercultural, que incorpora prácticas interculturales en la escuela; Presente, que trabaja con empresas para reconocer y aprovechar el talento de la comunidad LGTBIQ+; y otros 14 más. Revisen su web y encontrarán innovación, creatividad y compromiso.
Estos son solo dos ejemplos de lo que están haciendo los peruanos y peruanas, incluso en tiempos turbulentos, pandémicos y difíciles para el país –o quizás por eso–, con mucho compromiso y poco apoyo.
Hay que apoyarlos más, mucho más. Para ello el primer paso es conocer y compartir estas iniciativas, y de paso recibir con ello una inyección de optimismo, que hoy más que nunca necesitamos.