[COLUMNA] Encuestas de setiembre, por Martín Tanaka

Lee la columna «Encuestas de setiembre» escrita por Martín Tanaka, investigador principal del IEP, para el Diario El Comercio ► http://bit.ly/4pVi0vN

En las últimas semanas y días, hemos conocido los informes del mes de diversas empresas encuestadoras. La parte repetitiva es la constatación de los bajísimos niveles de aprobación a la gestión de la presidenta Boluarte y del Congreso de la República. Por ello han suscitado más interés los resultados en materia electoral, pensando en las elecciones generales del próximo año.

Ciertamente, la fotografía que muestran las encuestas y los movimientos respecto a los meses anteriores hay que tomarlos con pinzas; en extremo, podría hasta decirse que tienen poca utilidad. Esto porque, como se analiza en el podcast “Partidos como cancha”, si comparamos el actual proceso electoral con los del 2021, 2016 y 2011, registramos que, en esta ocasión, siete meses antes de las elecciones, los niveles de voto blanco y nulo, y de indecisión, son sustancialmente más altos, y que la capacidad de los cuatro “punteros” de setiembre de concitar adhesión es sustancialmente más baja. Esto hace pensar que la “fotografía final” de los resultados será bastante diferente a la que se ve ahora, con cambios aún más drásticos que en elecciones anteriores. Sin embargo, los datos que se manejan hoy no son despreciables porque tendrán efectos concretos de corto plazo sobre las estrategias de los diferentes candidatos: estimulará la decisión de López Aliaga de renunciar a la alcaldía el 20 de octubre y postular a la presidencia, obligará a Keiko Fujimori a mostrar mayor iniciativa, le dará a Alfonso López Chau mayor oportunidad para presentarse como el candidato viable de la centroizquierda.

Por supuesto, estas serán acciones muy de corto plazo porque las etapas claves del proceso electoral están todavía por venir. Entre noviembre y diciembre se elegirán las candidaturas en procesos internos, recién antes de Navidad sabremos los resultados de esas elecciones, y los candidatos quedarán inscritos recién hacia febrero. Existe en todo caso un dilema complicado para los candidatos y sus partidos: si no aparecen desde ahora en las encuestas, corren el riesgo de pasar totalmente desapercibidos hasta el final, pero hacerse conocidos prematuramente podría “quemar” su novedad prematuramente e impedir una “atropellada” en las semanas previas a las elecciones del 12 de abril.

Una mención especial merece el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga. Su primer año de gestión parecía carecer de rumbo, lo que se expresó en una subida constante de la desaprobación a su gestión, que superó el 60% entre finales del 2023 y durante todo el año pasado. Sin embargo, este año las cosas empezaron a cambiar, y si bien muchas de las iniciativas del alcalde pueden calificarse de efectistas y poco responsables, lograron que ahora la aprobación iguale o supere a la desaprobación, con porcentajes relativamente parejos en los diferentes sectores de la ciudad, aunque con niveles muy altos en el sector socioeconómico más acomodado. López Aliaga, claramente, ha aprovechado la gestión municipal como trampolín para su candidatura, siendo incluso sancionado por ello por el JNE. A partir de octubre, no contará con el cargo público para sostener su campaña, y deberá enfrentar el reto de captar votos más allá de la capital. El respaldo de López Aliaga está claramente concentrado en Lima y en los sectores socioeconómicos más altos, de modo que la disputa por el voto de la derecha está lejos de haberse definido.