Lee la columna de Roxana Barrantes, investigadora principal del IEP, para el diario El Comercio ► https://bit.ly/2YA7YEt
Esta frase fue muy utilizada por la Ministra de Economía y Finanzas en los momentos iniciales del “confinamiento social obligatorio”. En ese momento, la frase reflejaba muy bien lo que el Gobierno estaba haciendo para facilitar que las personas más vulnerables se quedaran en su casa: entregar dinero en efectivo. El MEF pensó “fuera de la caja” e implementó, con dificultades por cierto, una medida efectivamente impensable si no estuviéramos frente a un evento extraordinario como esta pandemia.
Varias otras ideas extraordinarias están encaminadas a ser exitosas a pesar de marchas y contramarchas iniciales: Reactiva Perú, por ejemplo, con este mecanismo de subastas y hasta la tan criticada idea del BCR de prestar dinero a las AFP para que puedan afrontar la devolución permitida por el creativo Congreso que hoy tenemos.
Otras medidas extraordinarias están sufriendo de dificultades de implementación casi insuperables. El FAE-MYPE, por ejemplo, que no debió demorar en facilitar dinero a las MYPE. O los diversos bonos: para los trabajadores independientes, para los pequeños productores agrarios, la segunda fase del bono “Yomequedoencasa” o el bono universal.
Me temo, sin embargo, que la creatividad para pensar “fuera de la caja” se la apropió el MEF. Cuando pienso en las medidas bajo responsabilidad del Ministerio de Trabajo quedo confundida, por ejemplo, con la denominada “suspensión perfecta” de labores. ¿Por qué utilizar una figura de la ordinaria vida cotidiana para este evento extraordinario? Peor aún si el nombre (“suspensión perfecta”) no hace más que recordarnos la realidad kafkiana de nuestras leyes, cuyos nombres suelen describir exactamente lo contrario de aquello contenido cuando se lee la norma. ¿Qué de “perfecto” puede ser quedarte sin ingresos?
Pero cambiemos el tono crítico y vayamos al propositivo, siempre inspirados en la necesidad de pensar en acciones extraordinarias –aunque, como veremos, varias de ellas no son más que el ejercicio de derechos ciudadanos. Una acción extraordinaria y que se cae de madura es la necesidad de tener a toda nuestra población, a todos y cada uno de nuestros ciudadanos, registrados y con un DNI electrónico que funcione. Eso sería extraordinario.
Otra acción extraordinaria y que es urgente es que todos y cada uno de los peruanos tengamos una cuenta en el sistema financiero y qué mejor que vincularla a nuestro teléfono celular.
Otra acción extraordinaria sería tener un sistema de salud unificado, uno solo, y disponible para todos los ciudadanos, como un derecho y no como un favor y menos dependiente de copagos exorbitantes en medio de una crisis de salud pública.
Cuando escribo estas líneas, no se cuenta ni con tratamiento del COVID-19 ni con vacuna contra el coronavirus. Esta crisis será larga. Tenemos tiempo para construir estas nuevas acciones extraordinarias.