La aprobación de la presidenta Boluarte registra su menor porcentaje desde el primer mes de su gobierno. Comenzó con 19% y en junio llegó a 12% de aprobación. Cuando se pregunta sobre la evaluación de su gobierno durante los primeros seis meses, estamos quizá ante uno de los gobiernos peor evaluados, el porcentaje que lo califica de muy bueno es de 0.6% (por redondeo se ha colocado 1%) frente al 30.5% que lo califica de muy malo. Esta evaluación se complementa con la comparación que se hace entre su gobierno y el de Pedro Castillo, pese a que pocos calificarían a ese gobierno como bueno, 51% dice que el gobierno de Boluarte es peor que el de Castillo.
Por otro lado, si bien la aprobación del Congreso no ha tenido cambios a lo largo del año (se mantiene alrededor del 6%) se ha dedicado a hacer cambios constitucionales y a tomar decisiones cuestionables frente a una ciudadanía que si bien quiere algunos cambios en la Constitución no quiere que sea el actual Congreso el que los implemente.
Dados los efectos que hemos visto de que cada resultado posterior a un evento de cambio (cierre del Congreso en 2019, vacancia en 2020 y golpe de Estado en 2022) es difícil pensar en una visión a futuro positiva para una ciudadanía movilizada. Sin embargo, de alguna manera se debe detener las acciones del Congreso que ha dejado de lado su objetivo principal que es la representación de la ciudadanía, a la que simplemente no escucha. Esperemos que la ciudadanía pueda detener la ola de atropellos al régimen democrático que son cometidos por los propios entes que deberían representarnos.