[COLUMNA] Legitimidad perdida, por Hernán Chaparro

La percepción con relación a la situación política general está en zona pesimista.  El 70% de la población ve en estos momentos la relación entre Congreso y Ejecutivo como conflictiva, el punto más alto desde que incorporamos este indicador.  La posición ciudadana está claramente expresada en el dígito que tiene la evaluación del Congreso, así como en el respaldo mayoritario que se le da tanto al adelanto de elecciones como al planteamiento del referéndum como salida.

No es que la aprobación del presidente sea mayoritaria. Sube 7 puntos respecto al mes pasado, pero igual hay un 45% que lo desaprueba.  Siguiendo un patrón de respuesta que ya es todo un síntoma, hay quienes desaprueban al presidente, pero son muchos más los que rechazan el comportamiento del Congreso.

La pérdida de legitimidad del legislativo se puede observar en las razones que se atribuyen al mismo para oponerse al adelanto electoral.  En la pregunta se incluyeron motivos de tipo más institucional (defensa de la autonomía del legislativo y de la democracia) junto a razones de corte más individual (mantener sus sueldos y no hacer cambios al mecanismo de inmunidad).  Para casi tres cuartas partes, en la plaza Bolivar manda el bolsillo, no las leyes.  Esto expresa una gran animosidad contra un parlamento vinculado al encubrimiento o demoras con relación a las denuncias contra Chávarry, Hinostroza y diversos congresistas.

Un 68% considera que con el adelanto de elecciones la democracia mejorará.  Sin embargo, la gran motivación parece estar en el 87% que dice que “es posible que no se puedan elegir mejores congresistas, pero quiero que los actuales se vayan” (junto con el presidente).