A dos semanas para la segunda vuelta la distancia entre ambos candidatos vuelve a ampliarse, con ciertos matices. Fujimori gana con holgura en Lima y Callao, mientras Castillo gana claramente en el sur y también en el norte. En centro y oriente ambos están empatados, si tenemos en cuenta los intervalos de confianza dentro de cada macrozona.
Desde el lado de Fujimori, el endoso de dirigentes de varios grupos políticos, parece haber tenido límites. Por otro lado, la campaña desatada contra el candidato Castillo, el anti comunismo y el “terruqueo” parece que han tenido efecto, aunque ahora más bien en la disminución de la autoidentificación con la izquierda (cayó 10 puntos entre marzo y mayo), quizá no tanto en la intención de voto. La falta de imparcialidad de grandes medios de comunicación nacional ha sido señalada por 59% de los encuestados y al interior de ese grupo 79% señaló que se favorecía a Fujimori. El apoyo de los medios, de los empresarios, de la farándula y de un sector del fútbol puede ser que sea visto más bien en una clave de David contra Goliath y ya sabemos con quién se simpatiza más. Los debates que vienen pueden tener un impacto o quizá simplemente, se defina buena parte del voto de los indecisos en estas dos últimas semanas, como suele suceder en los últimos procesos electorales.
Por último, un tema nada menor, la campaña desatada contra el Jurado Nacional de Elecciones y la ONPE que habla de fraude. Quienes propician estos ataques sacan lo peor de la desconfianza ciudadana y, de esa manera, atacan a la democracia.