Termina el segundo año del gobierno de la Presidenta Boluarte y tanto la presidencia como el congreso cuentan con una aprobación mínima de un 5%. Haciendo una evaluación del gobierno de Boluarte, solo el 3% de los encuestados considera que, hasta el momento, su desempeño ha sido muy bueno o bueno, similar a la cifra registrada a fines del año pasado (4%).
La percepción de la situación económica se mantiene con una valoración negativa desde que empezamos a hacer esta pregunta en 2021. En la última encuesta del IEP el 76% indica que la situación económica es peor que hace un año. Ocho de cada 10 encuestados creen que la situación política es peor que hace un año (pasa del 71 al 80%). Y lo más preocupante es la seguridad, pese a los estados de emergencia y la retórica alrededor de este tema, el 90% cree que es peor que en 2023. Y finalmente la sensación de que la corrupción se ha incrementado llega al 82%. Todos estos datos condensan los temas principales que un buen gobierno debería mejorar y no ha sido así. Ejemplos hay muchos, lo sucedido en Qali Warma, dañando la alimentación de niños y niñas de menores recursos, es una vergüenza.
De lo que no siempre somos conscientes es que es que esta mala evaluación del gobierno y del Congreso no solo afecta la imagen de quienes están en el poder, sino que corroe la confianza de la ciudadanía en el sistema. Lamentablemente, todo parece indicar que vendrá otro año de mediocridad y que, en ese contexto, asistiremos a un proceso electoral que en el mejor de los casos no vislumbramos con claridad y en el peor, con pesimismo.