Lee la columna escrita por Martín Tanaka, investigador principal del IEP, en el diario El Comercio ► https://bit.ly/3VPrzy4
Uno de los problemas de nuestra comunidad política es la proliferación de discursos extremistas tanto en la derecha como en la izquierda, que se basan en visiones que podríamos calificar como “paranoicas”. Cuando se percibe la existencia de un peligro radical, se le da credibilidad a discursos que descalifican y ven enemigos a los adversarios, con lo que el diálogo y la convivencia democrática resulta imposible.
En algunos círculos de la derecha, se considera que estaríamos amenazados por la intromisión de países extranjeros que buscarían imponer una “dictadura”, siguiendo la ideología del comunismo. Países de la región con gobiernos de izquierda serían sus promotores. Peor aún, estaríamos amenazados por instituciones globales que buscarían imponer agendas progresistas reñidas con nuestra soberanía nacional. Esa agenda sería parte de una operación de “reciclaje” de antiguos comunistas. Internamente, estaríamos amenazados por organizaciones terroristas que todavía sobreviven, infiltradas en diferentes ámbitos, esperando su oportunidad para tomar el poder. Estos grupos, y sus cómplices y “tontos útiles”, controlarían las universidades, la educación pública, los medios de comunicación, el Poder Judicial, el Ministerio Público, los organismos electorales, por lo que correspondería una “cruzada” para sacarlos de esos espacios.
lama la atención lo desencaminado de estos diagnósticos. Para empezar, ganan audiencia precisamente cuando la influencia de gobiernos e ideas de izquierda está más bien en franco declive en la región. Podría decirse que entre el 2005 y el 2010, con Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa en el poder, con la formación del ALBA y la disponibilidad de grandes recursos asociados a precios altos del petróleo y del gas, podría tener algún fundamento la idea de políticas intervencionistas impulsadas por gobiernos de izquierda.
Hoy, gobiernos de izquierda como los de Venezuela o Cuba sobreviven a duras penas, y en Bolivia el liderazgo de Evo Morales está seriamente cuestionado al interior del propio MAS. Resulta paradójico que antes era la izquierda la que solía tener un discurso antiglobalizador y crítico con organismos internacionales, “acusados” de defender principios como la economía de mercado, la democracia liberal y la defensa de derechos individuales.
En lo interno, era la derecha la que solía reivindicar el logro de la derrota del terrorismo, así como mérito de las Fuerzas Armadas y policiales la captura de los más importantes mandos y desarticulación de los pequeños remanentes del senderismo, cuya existencia se levanta hoy sin mayor fundamento. Al mismo tiempo, se habla hoy de la amenaza de la izquierda precisamente cuando diferentes proyectos como Fuerza Social, el Frente Amplio o Perú Libre han fracasado abiertamente y sus ideas y liderazgos están fuertemente desprestigiados. ¿Cómo podría tener la influencia y poder que se le atribuye?
Lo que sí debemos considerar con preocupación es la existencia en la ciudadanía de un fuerte sentimiento contrario al “sistema” percibido como excluyente, que además sataniza y agrede a sectores marginalizados. Y el discurso paranoico de sectores de derecha es el que más lo atiza y lo hace viable, en último término. Seguiré la próxima semana.