El ex presidente Vizcarra fue vacado por un Congreso que tenía 65% de desaprobación, que llegó a 90% luego de la vacancia. No sorprende que la gente no se quedara tranquila. Sobre todo, jóvenes medianamente informados, con mayor nivel educativo y uso de nuevas formas de comunicación como las redes sociales. El manejo de información es clave, esta crisis también nos ha mostrado que cuando no se tiene legitimidad y poder de convocatoria, un gabinete apoyado por los trolls o grupos extremistas conservadores no tiene asidero.
Tenemos nuevos actores, ni los gremios ni las agrupaciones políticas convocaron la protesta, la indignación fue espontánea y se canalizó con la ayuda de las redes sociales. Lo más triste, la muerte de dos jóvenes comprometidos; lo esperanzador, el aumento de la participación y el interés en la política. Un 37% protestó de diversas maneras (en Perú nunca se pasó de 15% de participación en protestas según datos de LAPOP) y 60% está interesado en política (75% entre los jóvenes). Es más, por primera vez en muchos años, la política vuelve a estar en el centro de las preocupaciones: 34% de los encuestados afirma que la política es el principal problema del país, le sigue la economía con 23%.
Falta un paso más que es necesario renovar: la representación política, 65% dice que ningún partido lo representa y 60% que ningún líder político lo hace. Esto no solo pasa por las elecciones (siempre se puede votar por el mal menor y esa no es la solución), es algo que requiere ser reconstruido, y este es quizá uno de los pendientes más importantes de cara al bicentenario.
Columna publicada en La República, 18 de noviembre de 2020.