*Columna escrita por Carolina Trivelli para Perú21► https://bit.ly/2KYvyD6
Nuevamente, el Grupo Sofía, un activo grupo de profesionales de las ciencias sociales, nos trae una publicación sobre las barreras, las visibles y obvias, y las sutiles y discretas, que hacen que nuestras ciencias sociales reproduzcan y mantengan desigualdades de género entre sus profesionales.
Estas desigualdades hacen que perdamos talento y perspectiva, y que además mantengamos sistemas de investigación sesgados, masculinizados.
¿Importa? Claro que importa. Miramos la realidad desde una perspectiva masculina, perdiendo foco. La diversidad es esencial y el debate entre distintas visiones es el ejercicio fundamental en la investigación social.
Siempre uso el mismo ejemplo y lo repetiré acá. María Rostworowski, nuestra historiadora del incanato, hizo buena parte de su trabajo a partir de los mismos textos que usaron como fuente sus pares hombres, pero ella encontró cosas nuevas, interpeló esos textos con otras preguntas, desde otra mirada, y cambió con ello lo que sabíamos y abrió novedosos debates. El texto del Grupo Sofía muestra, usando diversos métodos de investigación, cómo se reproducen las desigualdades de género en el mundo académico.
Discute el rol de la maternidad en las carreras de las investigadoras y la intersección de las desigualdades de género con las de clase, región de origen y etnia. También plantea una preocupación mayor por el sistema de investigación social peruano, que se desnuda débil, precario y vulnerable en cada uno de los capítulos. Les recomiendo el libro (Desigualdad en la academia: mujeres en las ciencias sociales peruanas). #LasMujeresSaben.