Javier Torres entrevistó a Maribel Arrelucea, autora del libro «Sobreviviendo a la esclavitud. Negociación y honor en las prácticas cotidianas de los africanos y afrodescendientes. Lima 1750-1820″► https://bit.ly/2NxiuoK
¿Cuánto sabemos de la esclavitud y de la vida de la población africana en la ciudad de Lima y su entorno -y sus descendientes- en la última etapa del Virreynato? ¿Fue igual que aquella que se daba en Brasil o Cuba? Y sobre todo ¿qué estrategias desarrolló esta población para mejorar sus condiciones de vida y salir de la condición esclavizada? Son algunas preguntas que el libro Sobreviviendo a la esclavitud (Instituto de Estudios Peruanos, 2018), escrito por la historiadora sanmarquina Maribel Arrelucea, nos ayuda a responder a partir de un minucioso trabajo de revisión de los archivos de la Real Audiencia y el Tribuna Eclesiástico.
Arrelucea centra su estudio en el caso de Lima entre 1750 y 1820, que ella considera un caso particular porque era una corte y porque la mitad de la población era afrodescendiente.
«Cuando empecé las investigaciones buscaba cimarrones, palenques, qué hacen por conseguir su libertad, porque pensamos que esos son los grandes héroes…pero cuando fui a los archivos descubrí en el Tribunal Eclesiástico y en la Real Audiencia gente que estaba reclamando otras cosas», cuenta en el programa El Arriero. A su entender, esto se producía porque los dueños de los esclavos tenían algunas obligaciones e incluso límites a los castigos que les daban.
Por otro lado, la historiadora señala que «el libro cuestiona el enfoque de género que hemos estado utilizando en historia, porque a veces malentendemos historia de género como solo historia de las mujeres, y creemos que todas las mujeres son iguales, y no, las mujeres son diferentes de acuerdo con la clase, con la región donde viven, el espacio y el momento que les toca vivir», y señala que no hay que caer en lecturas moralistas ya que si bien «la historiografía ha visto el sexo dentro del contexto violentode la esclavitud, los amos que violan a sus esclavas…acá vemos el otro lado: una esclava que utiliza su cuerpo como capital para negociar o mejorar sus condiciones de vida, y para su libertad».