Lee la entrevista realizada a nuestro investigador principal, Antonio Zapata, en el diario La República► https://bit.ly/3MN9IDc
El historiador y politólogo Antonio Zapata advierte que si el Legislativo se apodera de los organismos electorales, se consumará el golpe parlamentario y puede dejar a un dictador que surja de las urnas y recoja toda la concentración de poder. Un aventurero que hace lo que quiere, lo que le conviene y no rinde cuentas ni a sus electores ni a la ciudadanía.
—¿Estamos frente a un golpe parlamentario?
—Hay un golpe parlamentario en marcha, es un tanto silencioso, pero consiste en ir capturando progresivamente las instituciones que son autónomas por el derecho constitucional y ponerlas al servicio de un proyecto político. Todavía no se ha consumado, pues falta el plato de fondo que son los organismos electorales, los únicos que le pueden garantizar a esta mayoría que está tomando el control de las instituciones públicas.
—¿Necesitan tomar los organismos electorales?
—Así es, son los únicos que le pueden garantizar una continuidad; en caso contrario, el golpe parlamentario es de muy estrecho y corto horizonte.
—¿Están en camino a someter al JNE y la ONPE?
—Todos los predictámenes son en esa dirección. Es una muy mala noticia para la democracia peruana. En la historia política del Perú hubo una época pasada, hace casi 100 años, antes de 1931, en que las cosas eran así, que el Congreso era la autoridad electoral en última instancia y eso es lo que quiere hacer el Parlamento nuevamente, pero si volteamos la mirada al pasado, ese régimen antes de 1931 acabó muy corrupto y podrido, y nadie creía en las elecciones. El régimen democrático era increíblemente débil y parcializado. Volver a ese tipo de régimen político es sacrificar la democracia.
—¿Un Congreso sin respaldo, que va más allá de sus funciones, puede afectar la democracia?
—Tenemos un Congreso muy desacreditado y es uno de los factores que conspiran en contra de la materialización del golpe parlamentario, porque sus ejecutores no tienen legitimidad. Si comparamos con el golpe de Alberto Fujimori después de abril de 1992, por el contrario, tenía alta popularidad, mucho respaldo ciudadano y la gente quería que haga lo que hizo. Ahora el Parlamento carece de legitimidad. Luce fuerte, abusivo y matonesco, pero en el fondo es precario y tiene piernas muy cortas.
—Que pretendan tomar el control de todo es delicado…
—Es lo más delicado que hay en la coyuntura, ahí se decide un poco el destino del país en el próximo período. Si el Congreso toma el control del Jurado Nacional de Elecciones, la democracia habrá perdido realmente, el golpe parlamentario se habrá consumado y esa mayoría amenaza con perpetuarse.
—¿Buscan dejar a alguien en el poder?
—Ellos se irán cuando sean las próximas elecciones, como máximo el 2026, pero podrían haber hecho la camita a un dictador que surja de las urnas y recoja toda esa concentración de poder que el Parlamento ha tenido. Pueden dejar el poder en manos de un partido, de un caudillo con sus correligionarios que concentre el poder. Este Congreso con esas medidas, si captura el JNE, puede prepararle la camita a un dictador de verdad.
—¿Estamos ante uno de los Congresos más avezados?
—La política en general se ha degradado en el último ciclo, no solo en el Perú, sino en el mundo entero. En América Latina vemos casos clamorosos entre nuestros vecinos. Ecuador acaba de tener el cierre del Congreso y elecciones inmediatas. En Argentina vemos que el Gobierno de Fernández termina con índices bajísimos de popularidad. La crisis de la política es en general, pero aquí la ausencia de partidos y de tradiciones orgánicas de representaciones políticas nos ha llevado a una degradación muy profunda, entonces hay cada aventurero que hace lo que quiere, lo que le conviene y no rinde cuentas a nadie, ni a sus electores ni a la ciudadanía, no tienen partido ni estructura orgánica, así que estamos en manos de aventureros, y eso nos está llevando al precipicio.
—¿Qué nos espera?
—Nos espera una reacción ciudadana porque el Perú a lo largo de su historia es un país en pugna, en batalla, que no tiene una sola postura frente a las cosas, sino que hay un combate constante entre gente muy corrupta que quiere vivir del Estado para aprovecharse de él y gente que, por el contrario, piensa que es conveniente tener un buen gobierno, honesto y que se preocupe por el bien común. Creo que lo que se viene es una gran pugna y, como siempre en el Perú, de resultado incierto.
—Recientemente, hemos vivido fuertes protestas con más de media centena de muertos, cuyos familiares claman justicia.
—Así es, hay un sector fuerte de la población que reclama justicia por las muertes de sus familiares a manos de la policía y fuerzas armadas; además, insiste con el cierre del Parlamento porque estima que no dejó gobernar al presidente Castillo. A ello se suma la demanda de una asamblea constituyente para elaborar una carta magna que reemplace a la de 1993, que consagra a la economía de mercado como eje del desarrollo, raíz de las desigualdades sociales. Esa era la principal promesa electoral de Castillo que no se cumplió y que el Congreso se negó a debatir. Hay un clima de confrontación que se mantiene por el descontento de la población con el Ejecutivo y Legislativo.
—¿Solo nos queda protestar en las calles?
—En las próximas elecciones, los partidos que están en el Congreso con el índice de popularidad que tienen y los que respalden a Dina Boluarte con el índice de popularidad que ella tiene ¿cree que en las elecciones van a sacar muchos votos? Creo que no. Quien esté en la oposición a este Gobierno y el Congreso tiene las de ganar en las próximas elecciones. Entonces se trata de defender al JNE para que siga siendo lo más neutral posible, armar una buena lista y barrerlos.