Rodrigo Gil, investigador del IEP, fue consultado por RRP sobre la situación del APRA Y el PPC tras las elecciones congresales 2020 ►https://bit.ly/37XIAvJ
El Partido Aprista Peruano y el Partido Popular Cristiano (PPC), partidos tradicionales e históricos del Perú, son dos de los grandes derrotados en esta elección congresal extraordinaria. No superaron la valla electoral y quedaron fuera de la repartición de escaños del nuevo Parlamento.
Al 99.6% de actas procesadas por la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), el PPC alcanza el 4.0% de votos válidos, mientras que el APRA, el 2.72%. Para los analistas consultados para este informe, las razones de sus derrotas apuntan a la debilidad institucionalidad, pugnas internas y falta de liderazgos carismáticos.
Camino de desgaste
Para la politóloga María Alejandra Campos, las continuas derrotas electorales del PPC en los últimos años, suponen un fuerte desgaste en el partido fundado por Luis Bedoya Reyes. En las elecciones regionales y municipales del 2018, el PPC solo logró obtener cinco alcaldías distritales, mientras que el partido de la estrella consiguió una alcaldía provincial y 21 distritales.
“En las elecciones regionales y municipales, el PPC casi no metió alcaldes en el interior del país, con lo cual sus redes políticas son sumamente débiles. Es un partido con logo conocido, pero no tiene mucho más en términos de presencia política. El PPC continua un camino de desgaste, que podría terminar en su extinción en el 2021, si es que no pasan la valla”, dijo Campos.
En el caso del APRA, la analista indicó que tuvieron una errada estrategia en esta campaña al confrontar al gobierno del presidente Martín Vizcarra. Para ello, escogieron al excongresista Mauricio Mulder.
“Mantuvieron como número 1 de la lista a uno de los congresistas del Parlamento disuelto y no renovaron ni su mensaje ni a sus cuadros, con lo cual ocurrió lo que era esperable: la gran mayoría del país que apoyó la disolución del Parlamento no votó por ellos, y los poquitos que lo hicieron no fueron suficientes para que pasen la valla”, expresó.
Asimismo, indicó que ambos partidos necesitan un líder que “genere empatía con la población, que sea percibido como autentico y que no sea parte del establishment”. En el caso del PPC, ese rol puede recaer en la excongresista Marisol Pérez Tello. En el APRA es más difícil encontrar a la persona idónea, consideró.
“No hay nadie cercano al partido a quien podrían reclutar rápidamente para las próximas elecciones. […] Creo que el APRA tiene que mirar hacia afuera, pero es difícil que lo haga porque es un partido tradicional. Que el APRA postule a un invitado es atípico. Lo quisieron hacer con Mercedes Aráoz y no les fue bien”, dijo.
Discurso confrontacional
Rodrigo Gil, politólogo e investigador del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), consideró que ambos partidos tradicionales tienen “estructuras partidarias sumamente débiles, cargadas de individualidades que terminan por no aportar a sus partidos”.
En su análisis, esta elección congresal demostró que es posible conseguir buenos resultados, realizando campaña en las calles y teniendo mensajes claros y concretos sobre su plan de trabajo, acciones que ni el PPC ni el APRA habrían llevado a la práctica.
“Las críticas al gobierno de Vizcarra, de parte del APRA; y los mensajes vacíos que no terminaban de decirle a la población que querían hacer, de parte del PPC, jugaron en contra de sus posibilidades. Tanto el APRA como el PPC tuvieron demasiada dependencia en individuos que no atraen votos y mensajes poco claros con las reales demandas de la población. Entonces, terminaron siendo partidos vacíos en términos de oferta electoral”, explicó.
Sobre la renovación en el APRA, el politólogo explicó que este proceso no solo debe pasar por edades o rostros, sino también por “actitudes políticas”. “Algunos candidatos han mantenido un discurso tremendamente confrontacional frente al gobierno y frente a la figura del presidente Vizcarra. No estoy seguro de que eso sea atractivo a la hora de ir a votar”, señaló.
Respecto al PPC, Gil sostuvo que la agrupación política todavía permanece confinada en un discurso muy limeño-céntrico, lo que le impide expandirse más allá de la capital. En ese sentido, su discurso político termina siendo poco atractivo para las personas que viven fuera de Lima.
“Pasa por explicarle en cinco puntos a la población qué es lo que quiere hacer el PPC en caso llegan al poder. Si no logran eso, van a seguir siendo castigados, porque nadie termina sintiéndose atraído por una propuesta vacía. […] Lo que de repente podrían hacer es el trabajo de sociodemografía del voto pepecista y ver qué espacios, más allá de Lima, tienen chances de conseguir mejores resultados por las votaciones que acaban de haber. A partir de ahí tratar de explotar mensajes para cosechar -en el radio de estas circunscripciones -mejoras en términos de resultados electorales”, dijo.
Gil consideró que en el caso del APRA su proceso para reinventarse debería pasar por zanjar con su pasado, reconociendo errores y faltas. “Tiene que haber renovación, que ya la ha habido en términos de figuras política, pero sobre todo en términos de discurso del partido hacia la población, de reconocimiento de faltas, de culpas, de errores, en el pasado reciente y antiguo. A partir de ahí, limpiar la imagen de un partido aprista muy venido a menos actualmente”, sostuvo.
Más de lo mismo
En esa línea coincide el analista Arturo Maldonado, quien señala que el APRA ha intentado reconstituirse tras el suicidio del expresidente Alan García; sin embargo, los nuevos cuadros “parecen tener el defecto de los mayores”.
“Es como si hubieran sido educados en toda la escuela de Alan García, en los gestos, entonces no se ve como una renovación, sino más de lo mismo. A pesar de que son caras nuevas, el estilo sigue siendo el mismo”, dijo.
“Además hay que decirlo: el partido ha ido perdiendo vínculo con la sociedad. No creo que sus comités distritales sean muy activos. Más allá de la Casa del Pueblo, imagino que la vida orgánica del partido debe ser escasa”, añadió.
En el caso del PPC, Maldonado sostuvo que el partido ha sido asociado a una “suerte de mesocracia limeña” y que esta elección congresal ha evidenciado su falta de organización.
“Por ejemplo, la propaganda, los mítines o caravanas han sido escasos. Eso denota una falta de capacidad organizativa y de movilización. Además, que el que era su votante, un votante limeño, ha mirado otras opciones como Somos Perú o el partido Morado, que se ven más nuevos”, dijo.
En esta elección los partidos estuvieron prohibidos de contratar publicidad privada en radio y televisión, por lo que la campaña tuvo un rol importante en las calles y en el cara a cara con los ciudadanos. Para ello se necesita organización, y es un aspecto que no han tenido estos dos partidos tradicionales, estimó Maldonado.
“Para hacer campaña en la calle necesitas afiliados de verdad, que sean capaces de sacrificar su tiempo para ir a tocar puertas, armar pequeños mítines de candidatos en distritos o provincias. Eso, ninguno de estos partidos lo tiene. Esa suerte de la maquinaria fuerte aprista ha desaparecido”, dijo.
Al igual que Campos, Arturo Maldonado considera que en el PPC el liderazgo puede ser asumido por Marisol Pérez Tello, mientras que en el APRA es “más complicado” y difícil de encontrar dentro del partido a algún militante que encarne la renovación.
“Gente que venía de refresco como Luciana León y los nuevos que han intentado tener presencia no terminan de ser una renovación a ojos de los ciudadanos, porque se ven que tienen el mismo estilo que los líderes pasados. Veo difícil encontrar a quien pueda encarnar esa renovación del partido”, sostuvo.