Carolina Trivelli, investigadora principal del IEP, fue entrevistada por Marco Ziler para la Revista Caretas acerca de la apertura automática de cuentas bancarias para todos los peruanos en el Banco de la Nación como medida de inclusión financiera ► https://bit.ly/2XpqfV7
Por: Marco Ziler
En un año a partir de la fecha, a todo peruano que solicite y tenga DNI se le abrirá automáticamente una cuenta bancaria en el Banco de la Nación (BN). Vacía, lamentablemente. Pero la apertura de la cuenta es considerada el primer eslabón de una nueva ofensiva gubernamental de inclusión financiera acicateada por el trauma de la pandemia. Una de las primeras amargas lecciones de esta emergencia sanitaria ha sido la dificultad de canalizar la ayuda económica para llegar a la población más vulnerable del país.
La distribución de los bonos ha resultado ser una verdadera pesadilla. Sucede que apenas 4 de cada 10 adultos peruanos tienen una cuenta bancaria, según la última Encuesta Nacional de Hogares. Si, por el contrario, el grado de bancarización del Perú fuera equivalente al de Uruguay o Chile o, incluso, al de Kenia, en África, 8 millones y medio de peruanos —el total estipulado de beneficiarios de los cuatro bonos ya entregados— hubieran podido recibir el dinero a través de su celular.
IDL entrevistó a Carolina Trivelli, economista y exministra de Desarrollo e Inclusión Social (2011-2013), nombrada representante del Ejecutivo en el directorio del BN, el 11 de junio pasado, precisamente para impulsar la implementación de la cuenta DNI. Sus declaraciones las hace en calidad de investigadora del Instituto de Estudios Peruanos y no a nombre del BN.
Ha sido usted designada representante del Ejecutivo en el directorio del BN en junio, casi simultáneamente a la aprobación por el Congreso de un proyecto de ley para que el Banco abra automáticamente una cuenta bancaria a todo peruano que solicite su DNI. ¿Tiene algo que ver su nombramiento con ese proyecto?
– Sí, la ministra de Economía, María Antonieta Alva, me pidió integrar el directorio para ayudar con el seguimiento de esta iniciativa. No se trata, por cierto, de un invento peruano. Esta clase de cuenta ya opera en varios países y en el marco de la pandemia y la crisis económica se la ha usado mucho. Incluso en lugares donde no existía, se la ha creado muy rápidamente. Ahí apareció esta iniciativa del Legislativo que va más o menos en la misma línea. Paralelamente a mi nombramiento, la ministra Alva creó un grupo de trabajo en el que participan varios expertos internacionales, que este lunes 3 entregará sus recomendaciones.
¿Qué se persigue con este proyecto?
– La idea es asegurar una entrada universal, sin costo, al sistema financiero. Así como tienes tu DNI, tienes tu cuenta. Luego, qué haces con esa cuenta, eso es lo que sigue. No se trata de que el BN se vuelva tu proveedor de servicios financieros sino de que, siendo el titular de esta cuenta, puedas interactuar con el sistema, puedas elegir lo que más te conviene, lo que te gusta, el proveedor con el que te interesa trabajar. Lo que se quiere es potenciar el uso de múltiples herramientas financieras facilitando la entrada al sistema.
¿Qué otros países latinoamericanos tienen este tipo de cuenta?
– En Chile, por ejemplo, funciona hace muchos años lo que llaman la CuentaRUT, porque el RUT [Registro Único Tributario] es el número que ellos emplean para identificarse. Se trata de una cuenta transaccional que tiene todo ciudadano y que se usaba poco hasta hace unos años, cuando el Estado aplicó dos importantes medidas para activarla. En primer lugar, desplegó una estrategia muy agresiva de cajeros corresponsales en bodegas y farmacias, allá se los llama “cajas vecinas”, y multiplicó los puntos de acceso a la CuentaRUT. En segundo lugar, permitió que con esta cuenta se hicieran gestiones clave, como cargar la tarjeta del sistema integrado de transporte público y, en el último tiempo, hacer compras usando un POS [dispositivo de uso comercial].
¿Cuán avanzado está el proyecto?
– Hay todavía bastantes detalles por definir. Es un proyecto de gran envergadura. Parece un asunto simple, pero puede implicar abrir más de 20 millones de cuentas. Es un animal enorme. Lo primero que se ha hecho es comprobar que el sistema del BN resista una operación de esta naturaleza. Y eso ya se verificó. Capacidad operativa hay, pero hay otros aspectos que hay que tomar en cuenta. Para comenzar, tiene que haber un call center que atienda las preguntas del ciudadano, un sistema de verificación de la identidad e información de contacto.
El problema, y lo hemos visto ahora con el pago de los bonos, no solo es que la gente no tenga una cuenta bancaria, sino que la infraestructura del sistema financiero no es suficiente y no está bien distribuida. En Virú, por ejemplo, sobre la carretera Panamericana, donde están las empresas de exportación, hay solo dos cajeros automáticos y una agencia de una entidad financiera. Te vas al centro de Los Olivos y tienes todos los bancos, decenas de cajeros corresponsales y cajeros automáticos, pero llegas a la ciudadela Pachacutec, arriba en el arenal, y tienes que caminar una hora para llegar a un cajero corresponsal.
El BN tiene algo más de 400 agencias que son de única oferta bancaria (UOB) en el país. Por otro lado, hay distritos donde el único punto de atención financiero es un cajero corresponsal, o sea, el agente de la bodega que te sirve para hacer un pago, un retiro, un depósito, pero no para pedir un crédito, abrir una cuenta de ahorro, pedir información. La infraestructura del aparato público y privado, en conjunto, ha venido creciendo para atender a ese 40% de adultos que trabaja con el sistema, pero hoy no está preparada para el 100% de los adultos. Así como le queremos abrir cuentas a los adultos, debemos hacer el esfuerzo de ampliar y distribuir mejor la infraestructura para atender a esos cuentahabientes.
Los informales prefieren no tener una cuenta bancaria para evitar que sus transacciones sean registradas.
– Sin duda, el efectivo es el rey de la informalidad y de la ilegalidad. La inclusión financiera debería ser un instrumento de formalización. En la Encuesta Nacional de Hogares se preguntó con qué se paga las compras: la mayoría lo hace en efectivo; solo el 6.9% emplea una tarjeta de débito. Tenemos que acostumbrarnos a utilizar sistemas de pago digitales, una práctica que ha avanzado bastante con la pandemia. Hay países que han elaborado toda su estrategia de inclusión financiera movidos por el objetivo de la formalización. Uruguay, por ejemplo, viene desarrollando una estrategia desde el 2014 y ha logrado pasar a pagos digitales una porción muy importante de transacciones, con incentivos, obligaciones y subsidios. Eso le ha permitido formalizar mucho su economía. Y Kenia es ahora el paraíso del dinero electrónico: el 85% de los kenianos tiene una cuenta financiera o en un operador de dinero electrónico. La gente hace casi todas sus operaciones de pago desde tu teléfono, desde su billetera electrónica. Eres vendedor ambulante de zapatillas, pides un crédito y le puedes dar acceso a la entidad financiera a tu récord de transacciones desde tu propio teléfono. Y entonces la entidad sabe exactamente cuántas zapatillas vendes, cómo se mueve tu caja. Todas tus transacciones están registradas y eso se vuelve un activo y no solo un pasivo por el que SUNAT te puede fiscalizar.
Con la pandemia, la informalidad y el desempleo van a escalar. ¿Cómo conciliar esa situación con la inclusión financiera?
– En la encuesta de mayo del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) hicimos varias preguntas sobre cómo la gente estaba enfrentando el desafío de vivir con un recorte fuerte en sus ingresos. El resultado fue que el 75% echó mano a sus ahorros en plata, especies, en lo que fuera. En el estrato D y E, el 46% utilizó cuatro instrumentos de crédito: fiado en la bodega; préstamo de alguien; refinanciamiento de algo; y dejó de pagar un recibo de luz, con lo cual la empresa de luz le estaba dando crédito. Hay mucha evidencia de que las personas con muy escasos recursos, con alta vulnerabilidad, son las que más necesitan productos y servicios financieros, porque tienen manejos muy sofisticados en la carencia en la que viven. El desafío es cómo asegurar que se pongan a disposición de aquellas personas que más lo necesitan, múltiples servicios financieros que se adapten a sus necesidades y que les puedan resolver problemas con mejores condiciones y menos riesgos.
¿A qué se refiere con “sofisticado”?
– Hay un libro clásico del 2009, Los portafolios de los pobres, sobre una investigación de cómo manejaban su dinero las personas en situación de pobreza extrema urbano y rural en Bangladesh, India y Sudáfrica. Lo que se descubrió es que estas personas utilizaban hasta nueve servicios financieros cada año. Cuando tienes plata excedente, se la mandas a tu tía en provincia, y cuando la necesitas, tu tía es quien te presta. Y tienes fiado en la bodega, con el vecino y mecanismos como el pandero. Y esa red de servicios financieros en dinero o en especies, sin manejo eficiente, tiende a ser relativamente más cara; algunos transfieren mucho riesgo a las personas, es decir, no son los mejores.
En uno de sus últimos artículos, afirma que tenemos una política de inclusión financiera, pero que no se sabe bien quién es el responsable. ¿Quién cree usted que debiera serlo?
– La política ha sido propuesta y aprobada por una comisión multisectorial de inclusión financiera que preside el MEF y cuya secretaría técnica está en la Superintendencia de Banca y Seguros. Yo creo que este tema tiene que comprárselo el MEF. Me parece que la ministra Alva tiene claridad sobre el tema y está más comprometida con él que los ministros anteriores, y eso debería asegurar acciones efectivas para avanzar en esa dirección. Ojalá yo pueda ayudar desde el directorio del BN.
¿Se puede convertir el BN en la mayor entidad financiera del Perú con esta clase de proyecto?
– En realidad, la cuenta DNI no es una cuenta que vaya a tener tantos servicios. Ojalá después los vaya asumiendo y eso imponga un poco de competencia en el sector. Habrá que ir viendo esto sobre la marcha. Lo importante ahora es ir asegurando una cuenta universal gratuita para que todos podamos conectarnos con el sistema financiero. No será una medida que resuelva todos los problemas de inclusión financiera del Perú, pero es un paso imprescindible que puede darle un gran empuje al sistema financiero.
¿Se tiene idea de cuándo el 100% de los peruanos podría tener una cuenta bancaria en el BN?
– La norma propuesta por el Congreso dice que en 180 días, pero me parece un poco difícil. Yo diría que en los próximos 12 meses, aunque depende mucho del RENIEC [el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil], porque esta entidad es quien tiene que ayudar con el tema de verificación de la identidad, que es un asunto crítico para un sistema de aperturas masivo.