Edilberto Jiménez fue entrevistado por Pedro Escribano en el diario La República sobre su último libro «Nuevo coronavirus y buen gobierno: memorias de la pandemia de covid-19 en Perú», publicado por el Instituto de Estudios Peruanos. ►https://bit.ly/3yO0i2J
Foto: Frank Jiménez
“Este no es un país, es una fosa común con Himno Nacional”, así, suscribía esta frase el fotógrafo Musuk Nolte, para referirle al antropólogo, retablista y dibujante Edilberto Jiménez sobre la situación que vivía el Perú, por los millares de muertos sin auxilios , víctimas del coronavirus.
Esta frase dramática resume con precisión lo que Jiménez Quispe, lápiz y cuaderno en manos, registraba desde el mes de marzo del 2020 en las calles, hospitales, mercados de su distrito y de otros barrios limeños. Había llegado desde Ayacucho a su casa, en San Juan de Lurigancho, y se encontró con un horror: familiares y vecinos habían sido víctimas del virus letal.
“En la radio y la televisión escuchaba que esta era una guerra. Y así era, había muchos muertos y me hizo recordar lo que viví en Ayacucho durante la guerra interna. Como aquella época, había toque de queda, las calles militarizadas y había represión y prohibiciones. Era una guerra, pero en este caso, el enemigo era invisible. Yo no dudé, salí a tomar registro y recoger testimonios orales”, explica Edilberto Jiménez.
Dibujó, como lo hizo Guamán Poma de Ayala en la conquista, las dramáticas escenas de la pandemia que hasta ahora las seguimos padeciendo: hospitales colapsados, falta de oxígeno, confinamiento, abusos en las clínicas, para referir algunas.
Una selección de esos dibujos y testimonios han sido recogidos en el libro Nuevo coronavirus y buen gobierno. Memorias de la pandemia en Perú, publicado por el IEP, Embajada de España y AECID, con prólogo de Víctor Vich.
“Quizás yo no me hubiera decidido a dibujar si es que no fuera testigo presencial de cómo un señor murió, tosiendo, hasta asfixiarse, frente a mis ojos y ver que nadie, ni yo mismo, podíamos auxiliarle. Eso me hizo recordar cuando en los años 80, ante mi vista, un militar mató a un trabajador cerca de la Universidad San Cristóbal de Huamanga, y tampoco pudimos ayudarlo. Todos cerraron las ventanas”, cuenta Jiménez Quispe.
Y asegura también que en esta guerra contra el virus, como la de los años 80, “quienes la sufren más es la gente más pobre, de Lima y provincia, y esta guerra tenía que contarla”.
Ediberto Jiménez si bien había vuelto a Lima, en cuanto se pudo viajar, se enrumbó hacia Ayacucho, a tomar registro en su pueblo, el distrito Alcamenca, provincia de Víctor Fajardo.
“Allá pasaba lo mismo. Todo militarizado. Parecía que había vuelto la guerra. Se había creado el Comando Covid 19, que cuidaba carreteras y caminos para que nadie ingrese. Por ejemplo, en el puente de Kutinachaka (puente del Retorno), sobre el río Pampas, el comité de autodefensa lo controlaba armado. Y nadie podía retornar”, dice el dibujante.
Edilberto Jiménez, como heredero de su padre, el maestro retablista Florentino Jiménez, siempre está atento y presto a exponer lo que ocurre con la gente y las comunidades. Así lo hizo en su hermosa y denunciante colección de retablos que recrean la violación de derechos humanos en Ayacucho de los 80 (el libro Lucanamarca, memorias de nuestro pueblo recoge las imágenes). Entonces, muchos retablistas le dijeron, ‘ya nos jodiste el arte popular’, y dice que él respondió: ‘el tiempo exige que se cuenten estos hechos, que es nuestra historia’”.
Asimismo lo hizo en Chungui: violencia y trazos, un libro de dibujos y testimonios, similar a Nuevo coronavirus, en que narra cómo la violencia militar y senderista asoló a este pueblo andino.
Los dibujos que hablan
En Nuevo coronavirus no olvida un tema de lo que nos está sucediendo. Y no solo son dibujos y narraciones suyas, sino también testimonios de otras personas. Así, el libro tiene el objetivo, como dice Víctor Vich en el prólogo, de “dibujar la pandemia, mostrar la desigualdad”. Mostrar lo que no se ve.
En ese sentido, como los dibujos de Guamán Poma, los de Edilberto Jiménez no dejan de tener un contenido político, de allí el título Nuevo coronavirus y buen gobierno. Y hasta es explícito, porque hay ilustraciones en las que se aprecia cómo el Ejecutivo y Legislativo se distraen en contiendas mientras el virus está matando gente. Por eso, nada tan cierto, tan trágico y tan político lo que citara el fotógrafo Musuk Nolte sobre el Perú: “Este no es un país, es una fosa común con Himno Nacional”.