María Isabel Remy, investigadora principal del IEP, fue entrevistada por Ronald Ordoñez para «Noticias Ser» acerca de los retos del Ejecutivo, posterior al voto de confianza para el nuevo gabinete ministerial otorgado por el Congreso de la República ► https://bit.ly/31N9CnR
Por: Ronald Ordóñez
El nuevo gabinete ministerial encabezado por Walter Martos, logró la confianza del Congreso de la República. Cumplido este requisito, el Ejecutivo tiene que enfocarse en la atención de la crisis sanitaria y económica. Para entender la presentación del premier Martos y el escenario actual, Noticias SER conversó con María Isabel Remy, socióloga e investigadora del Instituto de Estudios Peruanos (IEP).
¿Cómo evalúa el discurso de investidura del nuevo premier?
Era lo que se esperaba. Fue el discurso que se necesitaba pensando en la intensidad de la pandemia y en su desarrollo casi incontrolado. Por supuesto, el mensaje estuvo mucho más adaptado al Perú real y sufriente de esta crisis sanitaria y económica y no al sector empresarial. Mencionó casi todos los temas como, por ejemplo, la hospitalización o atención primaria, que es algo que el mismo Martos estuvo impulsando y no llegó a hacerse antes con “Te Cuido Perú”. Ese tipo de estrategias que quedaron muy limitadas y ahora podrían ser más.
¿Qué faltó en el mensaje?
Mayor claridad sobre cuáles van a ser las tareas que le toca a cada uno de los niveles de gobierno, porque hay una confusión de tareas, funciones o actividades. Una segunda cosa que se necesita transparentar es la situación de personas que llegan graves a la puerta del hospital y le dicen que no hay sitio, eso no puede pasar. Lo que hizo bien el premier fue identificar diferentes campos desde la atención de casos graves a la atención primaria y al control social. Parece tener muy claro lo que hay que hacer, pero no parece tener una estrategia que diga lo que le toca a cada nivel de gobierno. En relación a la reactivación económica, tuvo la virtud de mencionar el rol de los pequeños y si queremos ver el conjunto del territorio tenemos que hacer efectivamente lo que hizo Martos, poner énfasis en la micro empresa, en el agro. También faltó decir que dentro de la reactivación, quienes tienen un rol central son los gobiernos regionales, pero el Ejecutivo no ve clara la descentralización, quizá por las críticas a alcaldes o gobernadores.
¿Qué explica el cambio de postura política del Congreso con relación al nuevo primer ministro? ¿Martos fue más hábil políticamente que Cateriano?
El Congreso es una representación del territorio y no era esperable que le brinde todo su apoyo a una estrategia exclusivamente centrada en la gran empresa. Ahora, lo que ha cambiado son los énfasis del gobierno. No es tampoco un cambio radical, en realidad, Cateriano era un elemento extraño a este gobierno. Es un cambio que recupera lo que ha sido la política del presidente Vizcarra, que es una versión neoliberal pero no exclusivamente centrada en el dinamismo de la gran empresa, sino en la inclusión de otros sectores y en la prioridad en salud, porque un ministro no puede pedir la confianza sin mencionar lo que va a hacer en ese sector. Fue un discurso dirigido al Congreso en tanto es representación de una pluralidad nacional, con expectativas de una población amplia y no de cuatro grandes empresas, que recibirán sus seguridades directamente, pero no a través de un discurso en el Parlamento.
¿Se puede esperar que con Martos mejore la relación Ejecutivo-Congreso?
El Congreso y el Ejecutivo van a seguir teniendo una relación tensa, porque el gobierno no tiene un partido que lo represente, por lo tanto, tiene mucha dificultad para la negociación política. Es un Congreso muy extraño, sin presencia del Ejecutivo, muy fraccionado y lo que está más organizado es una pequeña mafia que puede hegemonizar o construir un discurso popular y ganarse a los demás fácilmente. Eso podría pasar con la interpelación al ministro Benavides, espero que no ocurra, pero tampoco sería raro. Si esto destruiría las relaciones Congreso-Ejecutivo, pienso que no. Sería una consecuencia de esta dificultad política en la que se ha puesto el mismo Ejecutivo al no presentar lista parlamentaria.
Además de lo que ha mencionado, ¿cuáles son los retos específicos que le esperan al Poder Ejecutivo en el corto plazo?
Tener un liderazgo más fuerte frente a la población, eso se ha perdido mucho. Se requiere un liderazgo del presidente y eventualmente del premier para volver a captar a la población e inducirla a un comportamiento más cuidadoso, porque estamos perdiendo los resguardos que tuvimos los primeros meses de cuarentena. Teníamos a un presidente que salía todos los días a hablar y hoy ya no tiene esta presencia fuerte. A diferencia de los primeros meses, hay un déficit de liderazgo y eso es preocupante. Asimismo, se tiene que elaborar una estrategia comunicativa más clara sobre la epidemia con gobiernos locales, instituciones locales u organizaciones vecinales para mayor control.
Con respecto a lo ocurrido en las provincias de Espinar y Requena ¿significa que entramos a un nuevo ciclo de conflictividad, esta vez caracterizado por las carencias que evidencia la pandemia?
La pandemia ha puesto en evidencia muchas carencias que no se estaban enfrentando. En estas condiciones la población no aguanta más y ve la oportunidad de recibir la atención del gobierno impidiendo las actividades extractivas. Si se hubiese dirigido un bono universal sin tanta complicación, probablemente se habría evitado una parte de estos conflictos. Lo de la Amazonía, lo que deja en evidencia es una deuda histórica, las condiciones de vida no son aceptables. No sé si fue una buena decisión eliminar el INDEPA cuando se creó el Ministerio de Cultura y se le otorgó la rectoría sobre pueblos indígenas. Creo que el sector no tiene todas las capacidades para tratar todos los temas de la Amazonía. Las personas están viviendo una crisis alimentaria porque en muchos de sus pueblos hace poco tiempo eran cazadores, recolectores y pescadores y hoy en día no hay bosques, no hay animales de caza o los ríos están contaminados. En el proceso de cambio tecnológico, de abandonar determinadas prácticas e introducir otras, no hay una institución que esté a cargo de acompañar a la población en esta transición.
¿Qué rol deben cumplir otros actores como la empresa privada y las organizaciones sociales en la actual situación de emergencia?
Las organizaciones tienen una labor fundamental en lo relacionado al control del territorio, ver que las cosas funcionen, trabajar con autoridades locales para gestionar la pandemia. Ahora sería su principal momento de tener una relación con el Estado. En muchos lugares las rondas han apoyado muchísimo a los gobiernos locales, no en todas partes hay rondas, pero hay algún nivel de organización. Respecto a la empresa privada, si bien, está colaborando con dinero, quizá podría colaborar un poco más, con dinámicas de empleo, emplear a más gente.