[ENTREVISTA] Martín Tanaka: “La gente está en la calle por la rabia, la indignación que siente con el Congreso”

Lee la entrevista realizada a nuestro investigador principal, Martín Tanaka, por el Diario La República ►https://bit.ly/3W0rmHf

Martín Tanaka señala que el Gobierno tiene que hacer un esfuerzo importante por explicar y dialogar; que cualquier medida que apunte al restablecimiento del orden, si no viene acompañada de un trabajo político, no nos hará salir del entrampamiento.

Se ha anunciado un estado de emergencia nacional. ¿Le ve posibilidades al Gobierno de mantenerse?

—La propia presidenta Boluarte ha dicho que se quiere recortar el mandato. El tema es si se pueda hacer esa sucesión de manera ordenada. El otro escenario es que ella renuncie y el Gobierno quede en manos del Congreso, eso no haría más que empeorar las cosas. Tiene que abrirse un espacio para poder conversar, pero, lamentablemente, el Gobierno no está en una labor de explicación, de convencimiento, que es lo que se debería estar haciendo en este momento.

Boluarte se ha tomado fotos con las bancadas, con políticos que son muy resistidos por la gente. ¿Esa era una urgencia?

—Tenía que hacerlo, pero la urgencia de la situación era y es otra. Hay mucha desinformación, confusión, mucha gente que no tiene totalmente claro por qué se vacó a Castillo, de qué se le acusa, cuál es el proceso judicial que se le sigue. El Gobierno tiene mucho por explicar y no hay nadie haciéndolo. En medio de este vacío…

Y de caos.

—Y de caos, la ola de rabia, molestia e indignación de unos sectores es lo único que prospera.

¿Lo ocurrido con Castillo es el disparador de la rabia contenida?

—Hace pocas semanas, la discusión era por qué con todo lo que pasa no hay más protestas. Ahora nos preguntamos por qué hay tantas. Es difícil de aquilatar. Creo que mucha gente en el país tenía la impresión de que el Congreso actuaba de manera arbitraria y que buscaba vacar a Castillo con cualquier pretexto. En la medida que parecía que no iba a ser logrado, la gente que simpatizaba con él estaba relativamente tranquila. La aceptación a Castillo venía subiendo y la del Congreso bajando. Recordemos eso. Las circunstancias de su vacancia fueron tan rápidas y confusas para quienes no siguen la política con detenimiento que muchos pensaron que la vacancia arbitraria se había consumado. Lamentablemente, hay gente que pasa por agua tibia lo del golpe.

O lo minimiza.

—O lo minimiza. Creo que la agenda de estas movilizaciones es muy hepática, reactiva, emocional, por eso es importante el trabajo de persuasión, y que eso esté por delante y que detrás venga el estado de emergencia y otras medidas. Pero, si solo viene el restablecimiento del orden y no hay detrás un trabajo político, estamos en un entrampamiento. Tiene que haber un espacio para la conversación.

Que por hoy no existe.

—Para nada. Y hay explicaciones con un acento excesivo en visiones “conspiranoicas”. Es cierto que hay…

¿Vandalismo?

—Es cierto que hay delincuentes, es cierto que hay mafias, todos lo hemos visto. Pero eso no es lo que está explicando la movilización y la protesta. La gente no está en la calle porque esos violentistas la saquen, no. La gente está en la calle por la rabia, la indignación que siente con el Congreso. Lo que hay que hacer es aislar a los violentos, no legitimarlos, no generalizar, no “terruquear” a los que protestan.

Esta narrativa de “terrucos” es muy peligrosa.

—Sí. Y hay que resaltar que quienes la usan, de un lado, señalan que Pedro Castillo no representa a nadie, pero ahora dicen que tiene un respaldo enorme, con bases se apoyo y capacidad de movilización…

Y que Sendero ha estado entre nosotros los últimos 30 años esperando a dar su golpe.

—Así es. Como si Sendero tuviese arraigo y estuviese presente en todos partes. No. Sendero fue derrotado hace muchos años y Pedro Castillo no representa a la mayoría de peruanos. Hay que encontrar la verdadera explicación a esto. Hay grupos pequeños que se aprovechan del caso. La salida es que el Gobierno tenga mensajes muy claros. Nadie habla. La propia presidenta Boluarte ha hablado muy poco. En este momento se impone otra cosa, a una presidenta con los ministros dando todas las explicaciones.

¿Elecciones 2023 o 2024?

—Parte de la labor de explicación es decir que al país no le conviene una elección apresurada e improvisada donde, por correr, no cambiamos nada de las reglas de juego. Eso va a hacer que tengamos un proceso que pueda ser vulnerable a cuestionamientos, porque los plazos se han acortado mucho. Corremos el riesgo de meternos en una elección más conflictiva y, como otros han dicho, vamos a tener un resultado muy similar y a perpetuar el ciclo de inestabilidad.

¿Entonces, mejor el 2024 para tener algo más de tiempo y organizarlas mejor?

—Correcto, y para que el Gobierno se ocupe de los problemas del país, del agro, de la salud. Por unos cuantos meses comprometemos seriamente los años siguientes. Pero, de nuevo, esto requiere persuasión y trabajo político.

¿Qué reformas mínimas deberían incluirse antes de las elecciones?

—Me conformaría con el hecho de que cosas ya aprobadas se implementen. No meternos en muchas más honduras. Por ejemplo, las elecciones primarias que se han venido postergando. Eso ayudaría mucho a cambiar la dinámica. Ahora, si eso pudiese ser acompañado de otras cosas, como lo del bicameralismo…

Con el país incendiándose, eso lo veo muy sofisticado por el momento.

—Exacto, y además hay cosas que no se pueden hacer a la loca.

¿Sí debería abrirse la cancha para que se inscriban agrupaciones, o tendremos que elegir sobre lo que ya existe?

—Ese es otro ejemplo de por qué hay que hacerlo de manera ordenada. Para que haya inscripción de nuevas agrupaciones tiene que haber un poco más de tiempo. Y, si no hay elecciones primarias, será lo mismo, con unos cuantos dirigentes seleccionando a dedo a candidatos y de ahí nos quejaremos de que el Congreso no nos representa.

¿Qué piensa de la actuación de Pedro Castillo?

—Es lamentable. Se está demostrando la pequeñez del personaje, de privilegiar su defensa personal sin importar las consecuencias. No reconoce sus errores, también pretende que nos olvidemos de que protagonizó un golpe de Estado, se presenta como una víctima y azuza los enfrentamientos. Si su actuación como presidente ya era muy mala, como expresidente es realmente irresponsable.