*Columna escrita por nuestra investigadora principal, Roxana Barrantes, para el diario El Comercio ►https://bit.ly/2OmHTl3
El titular del artículo se leía en la carátula del “Wall Street Journal” en la mañana del 29/10/1929. Pero la frase no terminaba ahí, sino que continuaba: “… no importa cuán mala sea la verdad”.
El recuerdo de esta frase viene a propósito de los momentos difíciles que deben estar pasando ahora los funcionarios públicos, tratando de avanzar en la agenda de los diversos temas que nos importan como ciudadanos y frente a autoridades políticas cuya aprobación pende de un hilo, del hilo de la opinión pública.
Durante los últimos dos años muchos funcionarios con experiencia o vocación han dejado de trabajar para el Estado.
En varios casos, se ha tratado de motivos económicos. Pero en muchos, la justificación ha descansado en las dificultades para avanzar la agenda, y en otros, en la persecución, porque no puedo llamarla de otra manera, de una Contraloría General de la República del Perú (CGR) que ve literalidad cuando debería ver finalidad.
Viene a la mente la reciente remoción del viceministro de Electricidad, a raíz de la promulgación de un decreto supremo que precisaba aspectos que debieron ser tenidos en cuenta por el regulador para el reajuste tarifario.
Según los entendidos, el fondo estaba alineado con los objetivos de desarrollo del sector, pero el momento de la promulgación no fue el correcto. ¿Resultado? Un buen técnico fuera del Estado. Pero no solo ello, también una sensación de falta de norte que contribuye con la incertidumbre.
¿Otro ejemplo del norte invisible?
Todavía no se publica la mejora en la fórmula para actualizar el precio mínimo de gas natural para la generación térmica. En el tema eléctrico, las inversiones toman tiempo, tanto en planearlas como en implementarlas, y es fundamental minimizar la incertidumbre.
Ahora no tenemos problemas porque la economía está en modo inercial, pero así no la queremos y en el momento en que repunte, nuevamente se hará evidente la falta de planificación y las oportunidades perdidas de inversión eficiente y hasta en energías renovables.
Por supuesto, no tenemos viceministro designado sino uno encargado. ¿Se ocupará del tema si en sus manos está sacar la nueva Ley de Hidrocarburos?
En otros casos, las interpretaciones literales de los funcionarios de control interno llevan a inhabilitar para trabajar en el Estado a profesionales probos. Leyó bien: inhabilitar. Entonces, la Oficina de Normalización Previsional (ONP) se ha quedado sin gerente general. Claro, dirán algunos, encuentren otro, pero nadie con su experiencia y probidad, así como la del resto del grupo de funcionarios honestos recientemente inhabilitados por el tribunal de la CGR.
Y vaya como cierre una nota de reconocimiento a quienes persisten en esta voluntad de dar su vida al Estado y de este modo a todos los ciudadanos de nuestro país.