En realidad, el año recién empieza, en términos políticos, la próxima semana y, además, probablemente termine hacia octubre o noviembre.
Lo que quiero decir es que la dinámica de finales de 2012 se alargó hasta marzo, marcada por la recuperación de la aprobación a la gestión del presidente Humala y por la atención puesta por los medios “nacionales” en la revocatoria en Lima. La recuperación de la aprobación presidencial sacó del mapa las muchas especulaciones sobre cambios ministeriales, que persistieron aún después del 28 de julio del año pasado, y alentó la ilusión gubernamental de una candidatura presidencial de Nadine Heredia para el 2016. Está todavía por verse cuán firme es la base de esta ilusión, porque gran parte de la recuperación de la aprobación gubernamental tiene que ver con el desvío de la atención pública a temas ajenos a los del gobierno central, como la gestión de la alcaldesa de Lima y otros temas locales, así como con la desatención ciudadana por temas políticos por finales de año, inicio del nuevo, y ahora, por la Semana Santa.
A partir de abril, poco a poco, probablemente veremos la reaparición de conflictos con el magisterio, “socio-ambientales”, y demás. Probablemente también veremos arreciar la presión sobre algunos cambios ministeriales para antes del 28 de julio. Para el gobierno, sin embargo, la clave es resistir una primera tormenta hasta entonces, y luego hasta octubre o noviembre, porque la segunda mitad del año va a estar cada vez más marcada en Lima nuevamente por la evaluación del desempeño de la alcaldesa y por las elecciones de regidores de noviembre; y en todo el país, los actores sociales y políticos empezarán a tener como prioridad las elecciones regionales y municipales de finales de 2014, con lo que ese año empezará antes que en enero. Existe la posibilidad de que algunos levanten cuestionamientos al gobierno central como parte de su campaña, pero la atención se centrará en el recojo de firmas y la formación de alianzas con miras a las elecciones.
Todo esto hace pensar que, si juega bien las cartas, este podría ser un buen año para el gobierno, beneficiado por la concentración de la atención de los actores en otros asuntos y por la continuidad del crecimiento económico y la bonanza fiscal.
La pregunta es cómo encararán los actores políticos las elecciones de 2014, considerando sus posibles efectos sobre la de 2016. Lo más probable es que, conscientes de sus debilidades, no presenten candidatos en muchas de las regiones y municipios, o vayan como parte de alianzas amplias de base regional. Todo esto no hará sino postergar las grandes decisiones del 2016, incluida la de la posible candidatura de Heredia. Así, si bien es cierto que los alineamientos políticos ocurridos alrededor de la revocatoria en Lima fueron una suerte de partido de práctica para lo que vendrá en 2014 y 2016, las alineaciones que vimos en esta ocasión serán muy diferentes de las que veremos al final en los partidos oficiales.
Fuente: La República (31/05/2013)