El 3 de octubre elegiremos a la “tercera generación” de presidentes regionales, por lo que es pertinente esbozar un balance de la gestión de la “segunda generación”. Según la sexta encuesta de Proética sobre percepciones de la corrupción (2010), los gobiernos regionales no quedan mal parados: en 2004 el 34% de los encuestados señalaba a los gobiernos regionales como una de las instituciones más corruptas del país, mientras que en 2010 solo un 16%. Estos aparecen como menos corruptos que el Congreso, los partidos, el Poder Judicial, la policía o el gobierno central.
De otro lado, según datos del balance anual del 2009 sobre el proceso de descentralización de Propuesta Ciudadana, tenemos que en los gobiernos regionales el gasto de inversión creció a una tasa del 47% entre 2004 y 2009, mientras que el gasto corriente apenas en 8%. No hubo contrataciones excesivas; por el contrario, acaso un celo extremo dificultó la generación de capacidades que hubieran mejorado la eficiencia de esa inversión.
Lo que es realmente interesante, y amerita una investigación sistemática, es qué explica la evaluación del desempeño de los presidentes regionales. Según la encuesta de Proética, los presidentes mejor evaluados son los de Callao, Loreto, Áncash, La Libertad, Ucayali, San Martín y Moquegua (aprobaciones por encima del 30%). Los peor evaluados son los de Apurímac, Pasco, Puno, Ayacucho, Cusco, Piura, con desaprobaciones por encima del 75%. En ambos casos tenemos regiones a simple vista de lo más dispares.
¿Dónde está la clave? La explicación no parece estar en la transparencia de la gestión: según Propuesta Ciudadana, los gobiernos regionales con mejor desempeño en ese rubro son Huancavelica, Pasco, Lambayeque, Piura, Junín, Ucayali e Ica. Tampoco en cuán participativa ha sido (ni Áncash ni La Libertad hicieron audiencias de rendición de cuentas en 2009, por ejemplo). Tampoco parece estar en la disposición de recursos: los gobiernos regionales que vieron aumentados en mayor proporción sus recursos en 2009 fueron Áncash, Moquegua, Tacna, Madre de Dios, Pasco, Ucayali, Piura y Tumbes. Tampoco en la exposición mediática nacional: los últimos coordinadores de la Asamblea Nacional de Presidentes Regionales han sido de Tacna, San Martín y Junín.
¿Y qué hay respecto de variables políticas? ¿La articulación regional-local es la clave? Los presidentes mejor evaluados no son aquellos que ganaron más alcaldías provinciales en 2006 (Cusco, Ica, San Martín, Cajamarca, Ayacucho). La mejor pista parece ser el nivel de fragmentación política. No parece casualidad que quienes ganaron en 2006 con porcentajes más altos (Callao, La Libertad, San Martín, Loreto, Lambayeque, Arequipa, Ucayali y Madre de Dios, todos por encima del 33% de los votos) estén entre los mejor evaluados, mientras que Puno, Lima provincias, Piura, Ayacucho, Pasco y Junín estén abajo, todos electos con menos del 25%.
Fuente: La República (22/08/2010)