La continuidad del proyecto Conga en Cajamarca ha generado una fisura dentro del gobierno cuyas proporciones seconocerán en los próximos días. Al parecer estamos ante una confrontación entre sectores que entienden, por un lado, la oposición al proyecto como un problema de extorsión planteado por grupos radicales que en realidad buscan derrotar políticamente al gobierno (“desbordarlo” por la izquierda), y para los cuales las consideraciones ambientales son solamente un pretexto; y otros que entienden que la protesta es legítima, ante los problemas de credibilidad tanto de la empresa Yanacocha como de las entidades públicas responsables de la promoción de la inversión minera y del cuidado del medio ambiente.
Por ello, según los primeros, de lo que se trata es de mostrar firmeza ante la protesta, asegurar la continuidad de un proyecto clave para mantener el crecimiento y aumentar la recaudación que permita financiar las políticas de inclusión social; según los segundos, privilegiar el diálogo y la negociación política, demostrar que este gobierno se diferencia de los anteriores por su estilo de gobernar, en el que los reclamos de los campesinos son tan importantes como las inquietudes de las grandes empresas.
En este escenario, el presidente del Consejo de Ministros está tratando de lograr un equilibrio complicado: negociar sí, pero no bajo presión; y atendiendo la necesidad de solucionar las dudas que genera el estudio de impacto ambiental aprobado por el Ministerio de Energía y Minas, recogiendo las observaciones del Ministerio del Ambiente.
La reciente renuncia del asesor Carlos Tapia: ¿favorece o debilita este camino? ¿Es un gesto político que busca evitar la “derechización” del gobierno y fortalecer el peso de los “Ciudadanos por el cambio”? Recordemos que a este colectivo pertenecían, además de Tapia, los actuales ministros Salomón Lerner G. y Ricardo Giesecke, junto a Alberto Adrianzén, Sinesio López, Nicolás Lynch, Cecilia Israel, Manuel Dammert, Blanca Rosales (también Omar Chehade, ojo), entre otros, todos los cuales ocupan actualmente diferentes posiciones dentro del gobierno.
Hasta el momento de escribir estas líneas, la postura de Tapia (que deja mal parados no solo a los asesores Favre y Villafuerte, supuestos operadores de la “derechización”, sino también al presidente Humala y al propio Lerner) no parece reflejar una posición colectiva, sino individual.
¿Estamos entonces ante una “derechización” del gobierno y una “traición” de Humala a sus promesas electorales? No, si tomamos como referencia la “Hoja de ruta”; sí, si tomamos como referencia las promesas lanzadas al calor de los mítines de campaña en Cajamarca. En todo caso, los próximos días son cruciales para definir el futuro del gobierno: ¿serán más estrictas las exigencias y controles ambientales en el futuro? ¿Se hará transparente el papel que cumplen los asesores Favre y Villafuerte dentro del gobierno?
Fuente: La República (27/11/2011)