Pablo Sandoval: “Las políticas públicas para la reconciliación no existen”

Nuestro investigador principal fue entrevistado por el diario La República para analizar lo hecho por el Estado peruano en la implementación de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. En el diálogo también habla sobre algunos aspectos que dificultan el proceso de reconciliación en una sociedad posconflicto como la nuestra. A continuación reproducimos la entrevista. 

Pablo-Sandoval

Por Consuelo Alonzo.

El antropólogo advierte que es tan poco lo que el Estado ha hecho por cumplir las recomendaciones de la CVR, que no descarta que el resentimiento y desigualdad puedan ser aprovechados, en el corto o mediano plazo, por ideologías radicales que pudieran surgir como en algún momento lo fue el humalismo radical.

¿Qué ha aprendido nuestra sociedad en estos años luego de la violencia vivida?
Una de las cosas que podría decir es que la sociedad aprende a través de dos mecanismos: uno es el de justicia y reparación para las víctimas de la violencia, que se abre luego del informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), y el otro elemento fundamental para todo proceso de memoria y reconciliación es un reconocimiento de lo que ocurrió.

¿Qué le recomendó la CVR al Estado?
Hay dos puntos fundamentales, uno es el asunto de reparación a las víctimas, sobre lo cual entiendo hay una comisión de reparaciones que ha avanzado aunque lentamente; pero por otro lado la CVR recomendó en el marco de la reconciliación una serie de medidas en tres sectores: justicia, educación y salud, específicamente salud mental.

En lo que se avanzó poco…
Salvo lo que se ha avanzado en educación en los otros sectores públicos no se ha hecho mucho. Es un tema pendiente que es estricta responsabilidad del Estado, y que los distintos gobiernos, desde el 2003, no han asumido a cabalidad.

Ni siquiera se colocan las recomendaciones en los textos escolares como indicó la CVR
Sí, una de las cuestiones que me llamaba sensiblemente la atención es el tema de la educación pública que tiene un vínculo directo con el origen de Sendero en algunas regiones. Es escandaloso que desde entonces el Estado haya cedido, yo diría ha abdicado de sus responsabilidades por conducir la educación pública y especialmente la universitaria en un rumbo de una modernidad coherente con el mundo y el país que vivimos. Eso es hacer oídos sordos a lo que podría suceder en el corto o mediano plazo.

Lo mismo en la salud mental…
Es verdad. Los millares de personas que se han visto afectadas por el proceso de violencia no son atendidas por el Estado. No hay ningún programa específico que trata de atender a esas personas que han sido víctimas de la violencia.

¿El resentimiento podría gestar grupos violentistas?
Estamos viviendo coyunturas históricas distintas. El Perú de 1980 no es para nada, ni por asomo el Perú del 2013. Sin embargo, hay situaciones de desigualdad que prevalecen. Algo que muchas veces no se calibra del todo es la percepción de desconfianza y de agravio que siente mucha gente de un sector importante del país.

¿Quienes son?
Nuevamente son los jóvenes de niveles educativos bajos. Sus resentimientos o aspiraciones truncas podrían ser canalizadas por un conjunto de ideologías radicalizadas, que de momento no se vislumbran en el escenario, pero que podrían surgir. Una de ellas pudo ser en algún momento el humalismo radical.

Entonces urge que el estado aplique lo que dice la CVR…
Urge que el Estado asuma su responsabilidad como tal frente a una sociedad post conflicto y de reconocimiento de esta sociedad postconflicto. Porque la reconciliación pasa por políticas públicas que no existen. Tiene que haber una decisión política que este gobierno no ha asumido del todo o tímidamente o de manera ambigua.

Tan ambiguo como en la elección de Martha Chávez como coordinadora de DD.HH.
Exacto. El solo hecho que se haya nombrado a Chávez en esta subcomisión del Congreso era impensable hasta el 2003. Por eso, insisto, debemos formularnos preguntas pertinentes de estos escenarios históricos porque no son procesos terminados. La memoria de la violencia política está ahí. Eso se podía ver en las pancartas que recordaban a la Cantuta, Barrios Altos, Fujimori, al país de la primera mitad de los 90.

Siempre se nos ha dicho que somos un país desmemoriado
El país tiene mucha memoria.

Entonces…
Habría que preguntarnos qué tipo de memoria es la dominante. En los 90 Fujimori y Montesinos trataron de imponer una interpretación antojadiza de cómo se derrotó a Sendero (donde eran protagonistas) y hoy sabemos que no fue cierto. Por años fue una memoria que legitimaba una dictadura. Son otras memorias las que tratan de criticar a la CVR.

Los llaman “proterroristas”
Hay un nivel muy grande de intolerancia en el país y a la larga eso solo acarrea más violencia. Hace poco hemos visto a Martha Chávez mintiendo sobre el informe de la CVR y eso no genera ninguna sanción. Posiblemente estamos en un escenario de impunidad discursiva.

Fuente: La República (17/11/2013)