Panquilma fue una comunidad rural del valle bajo del río Lurín que a pesar de haberse extinguido hace más de cinco siglos, nos deja importantes lecciones a través de sus ruinas.
Enrique López-Hurtado, director de la Escuela de Campo en Arqueología del IEP y encargado de las exploraciones en este lugar desde hace diez años, conversó con el diario El Comercio sobre la importancia de esta comunidad y las lecciones que nos deja para el presente. “El estudio de Panquilma nos dice que es hora de mirar ese pasado, porque como sostienen expertos arqueólogos como James Richardson III y Daniel Sandweiss, se podrían descubrir métodos usados por los antiguos pobladores para enfrentar los fenómenos climáticos a futuro”, sostiene el arqueólogo.
Una de las herramientas usadas para conocer más de esta comunidad es la arqueobotánica, que al implementarse como parte del programa de investigación arqueológica del IEP, ha permitido, mediante el análisis de restos botánicos, reconstruir la relación del hombre con su ambiente en el pasado, abriendo con ello una ventana hacia el futuro.
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