Lee la columna de nuestra investigadora principal, Roxana Barrantes ►https://bit.ly/33UuOc2
Con un gran esfuerzo, el gobierno ha diseñado y está ejecutando un programa de bonos para dar liquidez a las familias en pobreza y pobreza extrema. Es una medida correcta por donde se la mire en la coyuntura actual para hacer frente al nuevo coronavirus.
Lo que se escucha en los medios son críticas, críticas y críticas que tienen poco que ver con el diseño y ejecución del programa, pero más con nuestra comprensión lectora, la escasa bancarización, o nuestra característica cultural sobre la voluntad de decir la verdad.
“Se ha hecho un calendario y asignado lugares de cobro” y todo el mundo corre a la agencia bancaria más cercana a hacer cola el primer día. Resultado: se tiene que suspender el cobro para no generar riesgo sanitario. El otro resultado lamentable es minar la confianza en el programa.
Lo que olvidamos es que buena parte del problema es la escasa bancarización de los estratos más necesitados de ayuda. Casi todos tienen un número de teléfono celular, pero casi ninguno tiene una cuenta bancaria. ¿Por qué no hemos sido más agresivos en asociar ambos datos? Tenemos la Billetera Móvil (BIM) y por algún motivo no la usamos masivamente.
Es interesante que los beneficiarios del programa Juntos, obligados a tener una cuenta en el Banco de la Nación, no tienen que ir a ninguna parte a aglomerarse sino tienen el dinero acreditado en su cuenta y pueden ir a sacar el dinero de cualquier cajero.
El problema ha sido encontrarse que los hogares pobres en áreas urbanas que están hoy en el centro de la política del bono #yomequedoencasa, no tienen cuenta bancaria y tampoco usan la billetera móvil. Que la crisis nos ayude a todos a aprender.
El otro problema es que no toda la información de la base de datos con que cuentan las autoridades es cierta. Tendemos a reportar nuestros gastos e ingresos por debajo de la verdad, o muy por debajo, en algunos casos. Entonces, no es problema del mecanismo de focalización (“el algoritmo”) sino de la información con que se cuenta. “Si entra basura, sale basura” solemos decir los economistas; si la información que ha sido reportada no es cierta, entonces terminas siendo beneficiario sin merecerlo, o quedar totalmente bajo el radar. Y los medios irresponsables tienen varios titulares varios días.
Varias lecciones que sacar y tareas que emprender de inmediato.