Ricardo Cuenca: «Tareas pendientes»

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El segundo año de gestión del presidente Ollanta Humala fue un período duro e intenso para el sector educativo. Empezó el 28 de julio pasado, durante el mensaje a la Nación, cuando el mandatario anunció la intención de impulsar una nueva ley que regule el desarrollo profesional de los docentes. Como consecuencia, se originó alrededor de la propuesta de Ley de Reforma Magisterial un largo debate caracterizado por desencuentros, desinformación, desatinos en el manejo político y sobredimensionadas reacciones de la oposición. El Congreso de la República interpeló a la ministra Patricia Salas y hubo huelgas docentes.

En este contexto, Salas y su equipo continuaron trabajando en un conjunto de reformas entre las que se incluyen la reorganización del Ministerio de Educación, el reordenamiento curricular y la elaboración de herramientas para su implementación, tales como las rutas del aprendizaje y el ambicioso sistema digital Perú Educa.

Vale destacar dos logros de la actual gestión, los cuales a su vez representan los principales retos a futuro. Primero, las aprobaciones de la Ley de Reforma Magisterial y del Marco del Buen Desempeño Docente se constituyen en importantes mecanismos que deben permitir reconstruir la relación entre Estado, sociedad y magisterio, e impulsar la calidad profesional de los docentes. En consecuencia, resultan elementos ineludibles de atender por el Gobierno el manejo técnico, el respaldo político y el compromiso económico en la implementación de la ley.

Segundo, es importante el desarrollo de políticas intersectoriales que incorporen educación, salud y alimentación, tomando como centro la escuela. La implementación exitosa de estas políticas ofrecería las condiciones necesarias para mejorar los aprendizajes de los estudiantes. Por lo tanto, hay que fortalecer una gestión flexible que favorezca la articulación entre equipos intersectoriales.

Sin embargo, el sector debe mejorar su manera de comunicar las decisiones tomadas, a fin de generar una corriente de opinión favorable y colocar a la educación en un lugar prioritario en la agenda pública, fortalecer alianzas con los diversos actores sociales y actuar con más celeridad y pragmatismo.

Todo indica que los cambios emprendidos van en la dirección correcta, pero también que los resultados se verán a mediano plazo. Resulta fundamental trabajar en la sostenibilidad de los cambios a la vez que se implementan acciones concretas en el inmediato.

Fuente: El Comercio (22/07/2013)