Romeo Grompone: Los debates propuestos por Carlos Franco

gromponeLa construcción de una izquierda nacional y las aspiraciones asociadas a la vigencia de las aspiraciones “democrático-populares” han encontrado en Carlos Franco su más lúcido, brillante, exponente. Y saliendo al encuentro de estas preocupaciones, en las etapas posteriores de su trayectoria intelectual, buena parte de sus energías y creatividad fueron dedicadas a examinar las exigencias y los límites a la que está sujeta la construcción de la democracia en América Latina. Deja una discusión abierta e inconclusa que tiene mucho que ver, intuyo, con su estilo de cuestionarse, de preguntarse, de preguntarnos. No es el tiempo de dar cuenta de esta discusión, apenas señalar algunos de sus múltiples aportes. Quizá lo que me lleva a escribir estas líneas es el temor acaso injustificado de las clausuras, los cierres arbitrarios, que pueden surgir tanto desde las críticas superficiales como de las adhesiones incondicionadas.

 

Pensando la nación en una sociedad heterogénea

 

El tema de la izquierda nacional surge a mi criterio en el pensamiento de Franco desde tres vertientes, la reflexión de nuestros intelectuales sobre esta realidad, los caminos para construir un marxismo latinoamericano y la eclosión de una modernidad popular. Las tres vías en ocasiones se entrecruzan y enmarañan pero Franco se cuida de hacernos salir del laberinto.

Se me ocurre que un buen punto de partida es entender las razones que lo llevaron a rescatara el pensamiento de Castro Pozo en las décadas del 20 y del 30 a propósito de la heterogeneidad de la sociedad peruana ente “la dominación externa y el legado cultural andino”. La distintas formas organizativas y culturales no termina por integrarse y ante la modernidad occidental, exógena rescata la comunidad como un organismo viviente y autodeterminado , sustento de una futura reconfiguración ahora irresuelta. Se logrará cuando haya una empeñosa reconquista de lo andino en su cultura, sus expresiones intelectuales, sociales, políticas, económicas, culturales. Y desde la comunidad fundamenta una apropiación selectiva de aquello que nos viene de Occidente, entre ellos una idea vigente en la época, la organización de las cooperativas, que debiera imbricarse con la racionalidad de nuestros pueblos.

 

Las ideas de Castro Pozo, a criterio de Franco, dotan de contenido a las intuiciones de Mariátegui y le dan seguridades a su reflexión. La consecuencia principal probablemente radique que en el Perú, en contraste con otras realidades, haya existido a una empecinada voluntad de nacionalizar el socialismo La tarea que se propone Franco es que sin escatimar el rigor en la interpretación, buscara quienes compartieran su misma propuesta Esa idea nacional requería del concurso de quienes entendieran las diferencias de los derrotero peruano y europeo en la forma de discurrir los tiempos históricos de darle orden a los acontecimientos , de pensar la sociedad.

 

El entrampamiento de los indigenistas

 

En diversos artículos expresa que otras eran las razones y las intenciones de la mayoría de los indigenistas. Los más importantes habitaron en las capitales de provincia, asistieron a las universidades cuando ello era privilegio de las élites, tuvieron una condición de privilegio. Franco encuentra en ellos y en los indios una experiencia compartida de marginamiento, en el caso de los indigenistas en relación con su contraparte “limeña o capitalina, blanca o criolla” En sus palabras “el reconocimiento del poder ajeno, como se sabe, sólo se experimenta con sufrimiento cuando nos bloquea la expresión y el desarrollo de las capacidades actuales y potenciales que reconocemos como nuestras”…Pero el poder del otro” se sufre y doblemente ,cuando ese poder desconoce nuestra existencia o cuando actúa ante nosotros de un modo que no solo hiere nuestra autoestima sino que niega nuestro derecho a ser reconocidos por los otros como portadores de derechos” Y entre el extrañamiento, la amenaza y la vergüenza crearon un indio con frecuencia intemporal y desocializado.

 

Cabe preguntarse si inmersos como estaba entre tantas vivencias contradictorias o que no encontraban su sitio, Franco no se muestra extremadamente severo con ellos Creo entender que se debe a que de modo explícito o entrelíneas entiende que este grupo consiguió trasmutar ante los gobiernos y distintos círculos letrados la ficción representativa indigenista por una autoatribuida representación de los indios ganando con ello poder político; porque en ocasiones también algunos como Valcárcel a la vez que reconocían la irredenta condición de los pueblos andinos afirmaba que” una Indiada resurgente, informe como una nebulosa contorneará su personalidad bajo el cincel de los verdaderos escultores de pueblos” que no es otra cosa que decir que a él o su grupo cercano le corresponde la dirección de un movimiento cuya autonomía, no obstante , celebraban enfáticamente. Y en un plano más elaborado me parece que para Franco este grupo entorpecía con sus arbitrarias superposiciones , las maneras de entender la construcción nacional en su diversidad de sus culturas, aquello que ha encontrado en Castro Pozo, en Uriel García (la interpretación de Nieto Degregori de su obra fue acogida en la revista que dirigió me imagino con entusiasmo) y en los posteriores escritos de autor que comentamos, sobre la emergencia de la modernidad popular.

 

Marx, América latina, nuevamente la nación

 

Llega al nacionalismo también a través del marxismo y sus entrampamientos en América Latina en dialogo con el brillante intelectual argentino José Aricó. Ambos distinguen un marxismo eurocéntrico “ con un modelo prefigurado de desarrollo” y la penetración capitalista en otras sociedades como hecho positivo lo que llevara a Marx a celebrar la anexión de Texas por Estados Unidos .Franco ubica a esta manera de pensar, a mi criterio de modo correcto ,en la idea del progreso asociado con el dominio del hombre sobre la naturaleza, la valoración de la tecnología productiva y la laicización de la visión judeocristiana de la historia.

 

Habrá otro Marx que no conocerán ni Mariátegui ni Haya que rechaza que lo aplicable a Occidente pueda tomar la investidura de una teoría genera unido al reconocimiento de la heterogeneidad y de un pasaje al socialismo en algunas sociedades sin un presunto obligado tránsito por el capitalismo.

 

Sin embargo extrapolando Franco el razonamiento de Marx señala que a diferencia de Irlanda que éste analiza ,apéndice agrícola de Inglaterra ,“colectividad vital y viable” de donde surge y se ha expresado una vía de resolución del problema nacional, en América Latina debemos construir la nación entre el mestizaje y la diversidad étnica, creando sentimientos de conciencia compartidos , construyendo movimientos sociales y políticos representativos y autocentrando nuestras instituciones , entre ellas, en particular, el Estado.

 

Y es mérito de Mariátegui y de Haya, como nos recuerda Franco, haber reconocido, sin saber de los escritos de esta segunda etapa de Marx pero asumiéndose de distintas formas intérpretes de su pensamiento “la autodeterminación histórica” de las sociedades andinas y “el contenido étnico de las reivindicaciones indígenas.” Puede discutirse, merece discutirse, la manera con la que Franco ordena los acuerdos y las discrepancias entre estos pensadores y políticos .Haya y Mariátegui compartieron el clima cultural de su época y reconocer divergencias sin anteponer separaciones rígidas a modo de exorcismo que separa el bien del mal fue en 1980, un año de dogmatismos, si no un acto de coraje una demostración de independencia intelectual.

 

Nuestra creativa modernidad y el populismo

 

Los trabajos sobre modernidad y democracia son los más conocidos del autor. Podemos hacer entonces un tránsito más seguro y breve , entonces, cuando hacemos mención a sus aportes y formulamos algunas preguntas.

 

Para Franco la migración es el acto y el proceso que funda nuestra modernidad popular Se expresa y de despliega entre 1950 y 1970 con la liberación de la subjetividad de estos migrantes que tendrán ahora un carácter masivamente plebeyo y van ganando espacios en todo el país .Al fin y dicho en sus palabras “entre la seguridad y el riesgo optaron por el riesgo”.

 

Cambia la noción del espacio cuando viajaban en los ómnibus interprovinciales porque trasladarse por un territorio es la primera forma de dominarlo y ya no se termina de saber del todo, lo que está cerca y lo lejano. Quizá Franco exagere acerca que estos migrantes campesinos o de pequeños centros tenían una concepción cíclica del tiempo pero lo cierto es que ahora se precipitan sobre ellos nuevos acontecimientos y nuevas urgencias. Y se forma una manera de vivir la ciudad caracterizada por el peso que adquiere la economía informal, la cultura chola y las organizaciones populares junto al entremezclamiento de lo público en sus instituciones y la privatización familiar o individual en las actividades económicas.

 

En el Perú se establece a criterio de Franco un populismo singular .Como es propio de este estilo político de trata de un compromiso de grupos capaces de articular un discurso propio que se presenta como “interés general “y que se relaciona con aquelloss que aun no han conseguido desarrollarlo, los primeros movilizándolos y controlándolos. En el caso del país a diferencia de la mayoría de las experiencias históricas los sectores populares no terminan adscribiéndose a un líder o un partido y pensando en términos de costos y beneficios delegaron con condiciones su apoyo a Odria, Belaúnde, Velasco, García, Barrantes. En el trasfondo de esta opción estaba la empecinada búsqueda de la autonomía expresada entre otras manifestaciones en la transformación de una cultura subalterna en otra conflictiva y un plano diferente, la menor importancia concedida a los clubes provincianos respecto a sus nuevas tramas organizativas o sus asociaciones empresariales.

 

No sabemos si porque Franco sintió que habría llegado demasiado lejos en estas audaces afirmaciones o quiso explorar esta dinámica de relaciones políticas con mayor profundidad, en un trabajo posterior, recoge de Lauer la idea del “populismo de la identidad” como diferente al redistribucionista, asociándolo a apelaciones de valor empeñadas en el reconocimiento,, el protagonismo populares , las promesas de fraternidad, , de fusión de sangres, de unidad. Y desde allí i acude en el pensamiento y la sensibilidad de Franco la imagen del “alumbramiento “ de una sociedad plebeya que por ahora está en el claustro de la sociedad peruana, que se nutre del populismo y que la ayudará a nacer.

 

La incertidumbre democrática

 

Su obra más conocida es “Acerca del modo de pensar la democracia en América Latina” El artículo se ha extendido y solo atino a destacar algunas cosas. Franco elabora una bien pensada crítica de las corrientes principales de la ciencia política en América Latina en la que parece no quisiera pasar ningún detalle por alto. Su trabajo es también una batalla por la historia porque sabe que el constitucionalismo, la separación de poderes, los derechos, las garantías surgieron en Europa un largo proceso y no abruptamente con la emergencia súbita de un régimen político.

 

Franco es demasiado lúcido para saber que la política puede razonarse intelectualmente como una esfera separada pero solo sabiendo de sus conexiones y no causalidades sabremos como apropiarnos de de oportunidades y arriesgarnos con los grados de libertad que disponemos y que es bueno explorar. También es escéptico en las perspectivas de que pueda concretarse una democracia liberal estable en nuestros países, entre otras razones por los problemas para diferenciar Estado de régimen político y sociedad, nuestra falta de pluralismo, la orientación particularista de los actores partidarios, las dificultades para encontrar consensos y el amplio margen que disponen las élites para definir las desigualdades que a su criterio pueden ser socialmente aceptadas.

 

Franco realiza un acucioso razonamiento sobre democracia e incertidumbre y alude a las “relativas seguridades básicas que las instituciones brindan a sus actores” en las sociedades desarrolladas y que nosotros no pudimos afirmar .Y le preocupa en las transiciones que América Latina cuando muchos de sus países salían de regímenes autoritarios la defensa de algunos de nuestros principales poitólogos de un juego político restringido a unos pocos partidos y organizaciones “confiables”, temiendo que de estas marginaciones surgieran sistemas inestables o precarios o una nueva afirmación de los grupos de poder, lo que parece haber ocurrido..

 

El intelectual, el amigo,

 

No hice referencia a importantes trabajos de Franco, entre ellos las interpretaciones sobre el gobierno de Velasco ,y sus reflexiones sobre la participación ciudadana y las razones de la desigualdad social que expone con una extrema creatividad. El autor de estas líneas que viene de otras tradiciones, no cree en las potencialidades transformadoras de lo “democrático popular” y tiene sus reservas sobre las aproximaciones al tema de la nación y los nacionalismos .No puede sin embargo dejar de atender las razones de un intelectual como el que comentamos Y sigo empeñado en que nuestras instituciones democráticas al fin se consoliden pese al justificado desencanto de Franco.

 

Me permito hacer una nota personal. Antes de su partida como embajador visitaba con frecuencia su departamento y hablábamos de muchos temas, en realidad poco de lo que es tema de este artículo. Y junto a las palabras dichas sentía que sobrevolaba un silencio en la que percibía su extrema sensibilidad y su espíritu generoso.