Lo ocurrido con el congresista Donayre es uno de los diferentes síntomas que nos dice, reiteradamente, que es necesario avanzar con la reforma política en el país. Buena parte de los actuales escándalos de corrupción, la paralización de muchas obras públicas, así como el rechazo y la desafección ciudadana, pasan porque se sigue dejando en el aire esta reforma. En el IEP se puso a consideración de la opinión ciudadana algunas de las propuestas planteadas por el ejecutivo al congreso. El porcentaje de apoyo es muy alto en todas ellas. Esto pone en evidencia que si bien es necesaria la discusión y el debate para contrastar pareceres y mejorar lo que sea necesario, la ciudadanía apoya que esto se ponga en agenda. De lo acá evaluado llaman la atención por lo menos dos cosas.
Por un lado, que de las cuatro ideas planteadas, la que más apoyo concita son las elecciones abiertas a la participación de todos los ciudadanos para seleccionar los candidatos que presenten los partidos. Se podrá matizar al respecto pero es una de las alternativas que le da un mayor espacio a la participación ciudadana. Lo otro es el diferenciado apoyo de las mujeres a la idea de paridad de género en la confección de listas para el congreso. Los congresistas deberían ser los más interesados en poner en agenda la discusión integral de estas propuestas. En otros estudios hemos visto que solo alrededor del 10% se siente actualmente representado por algún partido o líder político. Acá, el 70% dice que con cambios que vayan en la línea de lo evaluado se sentirán mejor representados y, casi dos tercios, que la calidad de los políticos mejorará. Es cosa de escuchar, debatir, legislar.